martes, 28 de diciembre de 2010

28 de diciembre

Al grito de "te vas a enterar Rouco Varela" (todo en catalán) un grupo de monjas armadas han hecho un llamamiento a la sociedad civil para que realice actos de apoyo a su levantamiento, y han pedido a sus hermanas de Euskal Herria, Andalucía, Galicia, Extremadura, Castilla, etc., que se unan a la revolución. La cabecilla del movimiento parece ser la monja benedictina Teresa Forcades.

De momento, la conferencia episcopal española ha pedido ayuda a Dios, pero este parece que no les ha hecho mucho caso, así que el presidente de dicha Conferencia Episcopal, D. Antonio Mª Rouco Varela, Cardenal Arzobispo de Madrid y su Vicepresidente. Sr. D. Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo electo de Valladolid y Admor. diocesano de Bilbao, han pedido ayuda a las Fuerzas de Orden Público y al TOP. Piden que Zapatero declare el estado de alarma, militarice al colectivo religioso en su conjunto (como en los buenos tiempos, dicen) y, en aplicación del artículo 8 de la "sagrada" Constitución española, mande al ejército a restablecer el orden en las calles y los conventos de Cataluña.

Zapatero, a estas horas, se ha limitado, como de costumbre, a esconderse no se sabe dónde, y ha decidido delegar la resolución del conflicto en su mano "derecha" (por lo obvio) Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ya ha anunciado, en una rueda de presa improvisada, que no sólo hará que se restablezca el orden y la ley en Cataluña, sino que castigará a las monjas rebeldes arrebatándoles el monopolio que tenían hasta ahora en el suministro de dulces y mantecados navideños para uso y disfrute del Consejo de Ministros español.

Por otro lado, Bibiada Aido, ex ministra del ex ministerio de Igualdad, se ha apresurado a asegurar que este grupo de monjas no pueden erigirse en las representantes legítimas del movimiento feminista en Cataluña, ya que desconocen los entresijos del movimiento feminista institucional, y no han recibido subvención alguna de su ex Ministerio, con lo cual están del todo incapacitadas para entender qué eso de la política y el feminismo en una "democracia burguesa liberal capitalista".

El sector duro del clero catalán, por su parte, se ha limitado a decir que no apoyan la sublevación, y que, al igual que sus homónimos españoles, están rezando todo lo que conocen para que un ejercito ("como aquel del glorioso 1936", han aclarado), restablezca el orden lo antes posible, ya que, al parecer, según han declarado a Kaosenlared estas fuentes anónimass del clero catalán, ya se han visto los primerlos escuadrones de monjas armadas repartiendo condones y píldoras del días después en la puerta de las Iglesias, algo que los representantes de la Iglesia catalana han considerado del todo intolerable ante los ojos de Dios y de los hombres.

La revuelta comenzó este martes 28 de Diciembre a las 00:00, cuando un grupo de monjas, armadas con varios AK47 y con su característico velo, así como con un pasamontañas guerrilero cubriéndoles la cara, tomaron a la fuerza la Catedral de Barcelona, mientras otro grupo de monjas, de similares características, asumían el control del parlamento catalán, y declaraban abiertamente la nueva República Catalana "feminista, socialista, ecologista y laica". Además, según han asegurado, su lucha es una lucha por los pobres de la tierra.

Lecciones de la vida

José Saramago


La educación sí que me preocupa muchísimo, sobre todo porque es un problema muy evidente, claro y transparente y nadie hace nada al respecto. Se ha confundido la instrucción con la educación durante muchos años y ahora estamos pagando las consecuencias. Instruir es transmitir datos y conocimientos. Educar es otra cosa, es inculcar valores […] Hace décadas, lo que había era un Ministerio de Instrucción Pública, no de Educación. La educación era otra cosa. Si para ser educado, hubiera que haber sido instruido previamente, yo sería una de las criaturas más ignorantes del mundo. Mis familiares eran analfabetos, ¿cómo me iban a instruir? Es imposible. Pero sí que me educaron, sí que me inculcaron unos valores básicos y fundamentales. Vivía en una casa paupérrima y salí de allí educado. ¡Milagro! No, no hay ningún milagro. Aprendí la vida y la lección de los mayores cuando ni ellos mismos sabían que me estaban dando lecciones.

Una ocasión estupenda

José Saramago


No son sólo las pequeñas librerías las que están llegando a su final, es todo el pequeño comercio. ¿Qué se quiere?, ¿que la gente se solidarice con el pequeño comercio? No, la gente va a sus intereses, y si lo encuentra todo en el centro comercial, compra en el centro comercial. Hay algo que no se dice, y es que en el centro comercial no hace falta hablar, al contrario que en las tiendas, uno coge lo que necesita, paga y se va. Hay que asumir que hay cosas que ya no son necesarias, y el mundo no puede convertirse en un museo. El problema no está tanto en la existencia del centro comercial; todo está en el desplazamiento del poder. Son las multinacionales las que mandan y los centros comerciales son puntos de implantación de un sistema económico, el nuestro. Lo que se plantea es qué tipo de vida queremos. El único lugar público seguro que existe es el centro comercial, como antes lo era el parque, la calle, la plaza. No añoro otros tiempos, pero para entender el presente hay que referirse al pasado. El centro comercial es la nueva catedral y la nueva universidad: ocupa el espacio de formación de la mentalidad humana. Los centros comerciales son un símbolo. No tengo nada contra ellos, de lo que estoy en contra es de una forma de ser, de un espíritu casi autista de consumidores obsesionados por la posesión de cosas. Es aterradora la cantidad de cosas inútiles que se fabrican y se venden, y las Navidades son una ocasión estupenda para comprobarlo.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Dignidad versus megalomanía

Es insultante que en unos momentos económicamente tan delicados, el director general, se permita un lujo del que podríamos prescindir sin ningún tipo de problemas, la invitación a los trabajadores a un ágape el día 23 de este mes.
Ya es cínico el hecho de que el comunicado que, esta vez sí ha llegado a todo el mundo, diga que “el director general invita…”, ese narcisismo exacerbado... No creemos que sea él quien corra con los gastos, en caso de ser así, no dudamos de que en aras de la transparencia de la siempre hace gala, tendrá a bien demostrarlo. Como sin embargo no tenemos dudas de que no será así, encontramos de muy mal gusto que se invite a los trabajadores con el dinero que ellos mismos producen o, peor aún, con el dinero que se ahorran en los sueldos de los compañeros despedidos que, todo sea dicho de paso, redunda en nuestro esfuerzo pues tenemos que repartir la carga de trabajo que anteriormente realizaban dichos compañeros. No perdamos de vista tampoco que el dinero que aportan las administraciones, se debe a la actividad del teatro. Sin ella no habría subvenciones y sin los trabajadores no habría actividad.
Si a esto añadimos los continuos agravios sucedidos estos últimos meses (despido de muchos trabajadores, negación a cualquier tipo de diálogo, conculcación de derechos, falta absoluta de comunicación e información, etc) nos encontramos con una actitud de prepotencia y soberbia que realmente llegan a sorprendernos. Es cierto que este tipo de actos se vienen efectuando todos los años por estas fechas pero, no es menos cierto que hasta ahora nunca se había dado una situación tan dramática.
Animamos por tanto a NO asistir a dicho acto por respeto a nuestros compañeros despedidos y por respeto a nosotros mismos. Que mejor manera que demostrar nuestro descontento con su política que NO brindando con ellos... es una manera pacífica pero clara de demostrar que un ágape navideño, puede ser una bonita tradición pero, no vale para reírle las gracias a una empresa que por otro lado demuestra su desprecio hacia los trabajadores. Si quieren hacer este ejercicio de hipocresía, allá ellos.
Para los que finalmente decidan ir, todo nuestro respeto para con sus ansias de aparecer en la foto, cada uno se retrata como y con quien quiere.
Sección Sindical de CGT Liceu

jueves, 16 de diciembre de 2010

Mentiras sobre la jubilación

VICENÇ NAVARRO
El alargamiento, de los 65 a los 67 años, de la edad obligatoria de la jubilación afectaría de una manera muy desigual a distintos sectores de la población, como consecuencia de que España continúa teniendo clases sociales. Un burgués vive dos años más que un pequeño burgués que, a su vez, vive dos años más que una persona de clase media, la cual vive dos años más que una persona trabajadora cualificada, que vive dos años más que una persona trabajadora no cualificada, la cual vive dos años más que un trabajador no cualificado con más de cinco años en paro. La distancia entre la última y la primera es de diez años, mientras que el promedio de la UE-15 es de siete. (La distancia de dos años de longevidad entre las clases sociales es una aproximación, pues tiende a ser ligeramente inferior entre la burguesía, pequeña burguesíay clases medias, y superior entre estas clases y la clase trabajadora).
A partir de estas cifras puede concluirse que, puesto que la longevidad es tan distinta según la clase social, es profundamente injusto que todos deban obligatoriamente jubilarse al mismo tiempo. En realidad, para muchas personas cuyo trabajo es más intelectual que manual y que es fuente de goce y estímulo tener que jubilarse a los 65 años es un perjuicio que puede dañar su salud. En EEUU, por ejemplo, un catedrático puede trabajar hasta que lo desee, siempre y cuando alcance los niveles de exigencia que la universidad reclama a todos los docentes. La jubilación es un derecho, no una obligación. No así en España, donde es una obligación, llegando al absurdo de que muchos profesionales deben jubilarse en pleno uso de sus facultades y competencias en profesiones y especialidades (como la medicina) donde hay una enorme escasez de profesionales.
Pero este absurdo es incluso más injusto en la persona cuyo trabajo es más manual que intelectual, y para la cual el trabajo no es un instrumento de goce sino un medio a partir del cual obtiene los medios para poder vivir. Y grandes sectores de la clase trabajadora se encuentran en esta situación. Para esta persona, exigirle que trabaje dos años más es una enorme injusticia, y ello debido a que se la homologa con otra que, además de tener un trabajo estimulante muy distinto, le sobrevivirá muchos años. Es profundamente injusto pedirle a un miembro del personal de limpieza de la universidad que trabaje dos años más para pagar mi pensión, ya que probablemente le sobreviviré seis u ocho años más.
Pero a esta injusticia se añade otra, y es que el alargamiento de la esperanza de vida en los últimos 30 años ha sido también muy desigual. La burguesía, pequeña burguesía y clases medias han visto cómo se alargaba su vida mucho más rápidamente que la clase trabajadora. En EEUU, país que tiene un sistema de recolección y análisis de estadísticas sociales y vitales mejor que España, las clases con mayores rentas han incrementado notablemente su esperanza de vida durante los últimos 30 años. Tal incremento ha sido mucho menor, sin embargo, en las rentas inferiores (primordialmente trabajadores no cualificados), que no han visto crecer su esperanza de vida ni siquiera dos años, con lo cual el retraso de dos años de su edad de jubilación significaría incluso una reducción de sus periodos de pensionista en comparación con pensionistas en cohortes anteriores (Dean Baker y David Rosnick, The Impact of Income Distribution on the Length of Retirement, Center for Economic and
Policy Research, octubre de 2010). La relevancia de estos datos para España es enorme, pues mientras que en EEUU la mitad de los trabajadores de 58 años trabaja en ocupaciones físicamente exigentes y/o en condiciones difíciles (difficult working conditions), este porcentaje es incluso mayor en España, donde el nivel de cualificación en la fuerza laboral es menor que en EEUU. De ahí puede concluirse que su longevidad es menor y ha crecido menos en los últimos 30 años que las clases de renta superiores. Tratar a todos por igual es una gran injusticia.
Otro problema que existe en la propuesta de retraso de la edad de jubilación es que se basa en supuestos erróneos. El argumento que se utiliza constantemente para indicar que el sistema de pensiones público es insostenible es subrayar que, mientras ahora el gasto público en pensiones representa el 9% del PIB, en el año 2050 será del 15%, lo cual consideran que es insostenible. Este argumento lo han utilizado una larga lista de instituciones y firmas de sensibilidad neoliberal. Y lo utilizó hace unos días el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, en una entrevista en el rotativo de mayor difusión del país, donde repitió el mismo argumento. Es más, este último indicó que, aun cuando la productividad anual aumentara un 2% o un 2,5%, todavía sería insostenible.
Pero esto no es cierto. Si el crecimiento anual de la productividad fuera del 2%, el PIB en 2050 sería 2,20 veces mayor que ahora. Ello quiere decir que si el PIB ahora es 100, en 2050 sería 220. Pues bien, mientras que ahora nueve unidades (el 9% del PIB) van a pensionistas, en 2050 serían 33 (el 15% del PIB), y para los no pensionistas, en 2050 serían 187 (220-33), mucho más que ahora, que son 91. Es decir, como resultado del incremento de la tarta (más del doble), tanto pensionistas como no pensionistas tendrán muchos más recursos, pues estamos hablando de cantidades monetarias con la misma capacidad de compra en 2010 y en 2050. Es más, es probable que el PIB sea incluso mayor, resultado del crecimiento de la población que trabaja (ahora una de las más bajas de la OCDE). Si en lugar del 52% fuera del 72% o del 75%, el PIB sería incluso mucho mayor. La alarma es totalmente infundada. Lo que el Estado debería hacer es mejorar la productividad del país y facilitar la integración de la mujer al mercado de trabajo en lugar de alargar obligatoriamente la edad de jubilación.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Democracia

¿Y la democracia, ese milenario invento de unos atenienses ingenuos para quienes significaba, en las circunstancias sociales y políticas concretas del momento,y según la expresión consagrada, un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo? Oigo muchas veces razonar a personas sinceras, y de buena fe comprobada, y a otras que tienen interés por simular esa apariencia de bondad, que, a pesar de ser una evidencia irrefutable la situación de catástrofe en que se encuentra la mayor parte del planeta, será precisamente en el marco de un sistema democrático general como más probabilidades tendremos de llegar a la consecución plena o al menos satisfactoria de los derechos humanos. Nada más cierto, con la condición de
que el sistema de gobierno y de gestión de la sociedad al que actualmente llamamos democracia fuese efectivamente democrático. Y no lo es. Es verdad que podemos votar, es verdad que podemos, por delegación de la partícula de soberanía que se nos reconoce como ciudadanos con voto y normalmente a través de un partido, escoger nuestros representantes en el Parlamento; es cierto, en fin, que de la relevancia numérica de tales representaciones y de las combinaciones políticas que la necesidad de una mayoría impone, siempre resultará un Gobierno. Todo esto es cierto, pero es igualmente cierto que la posibilidad de acción democrática comienza y acaba ahí. El elector podrá quitar del poder a un Gobierno que no le agrade y poner otro en su
lugar, pero su voto no ha tenido, no tiene y nunca tendrá un efecto visible sobre la única fuerza real que gobierna el mundo, y por lo tanto su país y su persona: me refiero, obviamente, al poder económico, en particular a la parte del mismo, siempre en aumento, regida por las empresas multinacionales de acuerdo con
estrategias de dominio que nada tienen que ver con aquel bien común al que, por definición, aspira la democracia. Todos sabemos que así y todo, por una especie de automatismo verbal y mental que no nos deja
ver la cruda desnudez de los hechos, seguimos hablando de la democracia como si se tratase de algo vivo y actuante, cuando de ella nos queda poco más que un conjunto de formas ritualizadas, los inocuos pasos y los gestos de una especie de misa laica. Y no nos percatamos, como si para eso no bastase con tener ojos, de que
nuestros Gobiernos, esos que para bien o para mal elegimos y de los que somos, por lo tanto, los primeros responsables, se van convirtiendo cada vez más en meros comisarios políticos del poder económico, con la misión objetiva de producir las leyes que convengan a ese poder, para después, envueltas en los dulces de la
pertinente publicidad oficial y particular, introducirlas en el mercado social sin suscitar demasiadas protestas, salvo las de ciertas conocidas minorías eternamente descontentas... ¿Qué hacer? De la literatura a la ecología, de la guerra de las galaxias al efecto invernadero, del tratamiento de los residuos a las congestiones de tráfico, todo se discute en este mundo nuestro. Pero el sistema democrático,
como si de un dato definitivamente adquirido se tratase, intocable por naturaleza hasta la consumación de los siglos, ése no se discute. Mas si no estoy equivocado, si no soy incapaz de sumar dos y dos, entonces, entre tantas otras discusiones necesarias o indispensables, urge, antes de que se nos haga demasiado tarde,
promover un debate mundial sobre la democracia y las causas de su decadencia, sobre la intervención de los ciudadanos en la vida política y social, sobre las relaciones entre los Estados y el poder económico y financiero mundial, sobre aquello que afirma y aquello que niega la democracia, sobre el derecho a la felicidad y a una
existencia digna, sobre las miserias y esperanzas de la humanidad o, hablando con menos retórica, de los simples seres humanos que la componen, uno a uno y todos juntos. No hay peor engaño que el de quien se engaña a sí mismo. Y así estamos viviendo.

José Saramago

martes, 7 de diciembre de 2010

Del decret a l’estat d’alarma


Primer van venir a pels funcionaris i els van prendre el 5 per cent del sou mitjançant un decret que trencava el acordat en el seu conveni. I ningú es va moure. "Són uns afortunats que tenen el treball assegurat, que s’aguantin", vaig dir.
Després van venir a buscar els jubilats i els van congelar les prestacions, vulnerant el que estableix el Pacte de Toledo. I ningú es va moure. "Són gent gran i amb el que reben tenen de sobres", vaig dir.
Més tard van venir a pels aturats i els van rebaixar les indemnitzacions per acomiadament i els 426 euros d’emergència. I ningú es va moure. "Així no podran rebutjar més ofertes de treball que no els agradin", vaig dir.
A continuació van venir a pels conductors de metro de Madrid. I ningú es va moure. "No hi ha dret a deixar tirats als ciutadans, els està ben empleat", vaig dir.
I fa uns dies van venir a pels controladors aeris. "Aquests tipus són uns privilegiats i cal parar-los els peus sense contemplacions, que es fotin", vaig dir.
Finalment el govern ha decretat l ’"estat d’alarma" al país, atenent a la demanda dels que com jo demanaven mà dura contra els controladors, menyspreaven als funcionaris, ignoraven als aturats, criticaven als treballadors del metro i passaven olímpicament dels jubilats.
Però ara ja no queda ningú que pugui protestar per mi i només em queda aplaudir com cada diumenge a aquests privilegiats multimilionaris que corren darrera d’una pilota i em somriuen des de la publicitat dels bancs de la crisi.
Les multitudinàries protestes desfermades per aixafar-los el pont neixen del silenci i la resignació mostrada davant del saqueig econòmic que ha provocat prop de 5 milions d’aturats.
Què és robar un banc comparat amb el fet de fundar-lo ?, que va dir Brecht.
Article d’opinió de Rafael Cid, web cgt-catalunya