martes, 29 de noviembre de 2011

el día despúes



21de Noviembre todo sigue igual, el 26 peor: al borde de la suspensión.



Siguiendo la cuerda de la crónica del día anterior, podríamos afirmar, que al día siguiente del 20 N, nada cambió en realidad. Parece ser que ni en 1975, ni en 2011.


La sesuda decisión del Director Técnico, de ahorrarse la contratación de dos cañoneros para atender el servicio técnico del ballet Mariinski, continuó probando su mal oficio y su desconocimiento del medio que supuestamente debe organizar y gestionar.


Es cierto que se llego mal y por los pelos al estreno: La propuesta, del DT, a dos técnicos de eléctricos para atender, exclusivamente, tanto el ensayo de la mañana como la función de la tarde, provoco que sus ausencias del escenario, dejaran más mermado el turno de estos técnicos para el montaje y desmontaje del espectáculo. Es curiosa la afición de obviar al comité de empresa, que pacta los horarios. Nadie que observase, las representaciones sindicales podían, que faltarían técnicos para el montaje fue escuchado.


Consecuencia de ello fue que con la sala llena no se sabía si se estrenaba a tiempo, y por su puesto con un pésimo servicio y una compañía peor acogida. El directivo tuvo que asistir a sus propios subalternos, que no llegaban, pues faltaban dos eléctricos, los cañoneros. El cabreo de los rusos es más que comprensible: No se les atiende, se les abandona y para colmo no se respeta el contrato.


Así llegamos al día 26, jornada de doblete, que estuvimos a punto de no doblar, pues la segunda función solo alzo el telón, tras reconocer el Liceu, por escrito, que no facilitó los traductores comprometidos en el contrato.(alguna gota colmaría el vaso de la paciencia, hasta la histeria, de la stage manager del ballet)


Estas omisiones de la dirección técnica, desentendiéndose, las tuvo que subsanar la gestión y el presupuesto, de producción. ¿De qué va esto?

Se deduce de estos eventos y maneras de proceder, que no estamos ofreciendo ninguna excelencia, que ya no se sabe hasta que estratos de la jerarquía alcanza el virus que socava la profesionalidad de las personas que trabajamos en este teatro. Que nuestra imagen internacional (la que nos quede), se está dilapidado como un bono basura.


Gracias al Director Técnico, Sr. Xavier Sagrera, y todos aquellos que hayan colaborado con él en semejante desaguisado.


Como sabemos que la memoria nos hace crecer y mejorar. Seria bueno saber, también, que solo nuestra indolencia permite; que la falta de oficio, profesionalidad y sensibilidad, nos conduzcan al desastre. Pensamos que estos personajes deben dimitir, por el bien general. Que los contratos blindados son una estafa y que hay un lastre de directivos y jefes, que los sábados y los domingos, al parecer, se desentienden.

Y trabajan en un TEATRO!!!

domingo, 27 de noviembre de 2011

20 N, buena día en 1975, malo en 2011

Por enésima vez, llega al teatro una compañía de danza y como es domingo, no hay nadie para recibirlos (algún subalterno).


Entre otras funciones, en cualquier teatro que se precie, el director técnico tiene como mínimo la cortesía cuando no la obligación de recibir a la compañía, facilitarle lo que sea necesario y, si fuera necesario, tomar decisiones sobre cosas que podrían no estar ligadas del todo.

Esto pasó el pasado 20 de noviembre. La ya habitual desidia y desconocimiento del medio por parte del máximo responsable del escenario, contribuyó al desbarajuste y caos que reinó durante el montaje.

Una mala previsión y un deficiente mantenimiento durante la parada técnica del verano, hicieron que no se pudiera empezar a montar el ballet hasta prácticamente las 11 de la mañana, tres horas de retraso. Hay que reconocer un cierto caos y nerviosismo en los técnicos de la compañía pero es cierto que nadie tomaba decisiones en el teatro. Para colmo, a las 11.30 horas, los técnicos de la casa se fueron a ejercer su derecho al voto y el siguiente turno no llegó hasta las 19.30 por el mismo motivo. Eso hizo que durante 8 horas, el montaje se realizara con asistencias que, pese a su sin duda profesionalidad y buena voluntad, se metían en un fregado en el que les costó entrar. De hecho, la manipulación de la maquinaria escénica, la realizó un buen profesional con un curso al respecto aprobado hace varios años y sin ninguna práctica en estos menesteres, por lo que, aparte del nerviosismo y de la peligrosidad de la situación, el montaje se vio ralentizado.

Podría la empresa acusar a los trabajadores de la casa de desinterés por ofrecer un buen producto pero la verdad es que, el comité de empresa, había ofrecido la posibilidad de que los trabajadores ejercieran su derecho a voto fuera del horario laboral y, a cambio, esas 4 horas que marca la ley, se convirtieran en extras y fueran compensadas con un día de descanso a pactar entre empresa y trabajador. Esto hubiera hecho que el montaje fuera más ágil y que la empresa, tan ahorradora en estos tiempos, no se hubiera gastado unos cuantos miles de euros en contratar a asistencias ya que los días que se compensaran, serían siempre cuando no hiciera falta contratar a ningún sustituto. Pero la empresa, se negó en redondo.

Todos estos contratiempos y retrasos, hicieron que el estreno del día siguiente fuera vergonzoso a nivel técnico. Un resultado que a quienes aprecian este trabajo hace que se les revuelvan las tripas. Un resultado que parece que a la empresa le es indiferente. Lo importante es subir el telón sea como sea.

Esta enésima constatación de la incapacidad y desconocimiento del medio por parte del responsable de escenario nos preocupa. Todo lo que sea mermar la calidad del producto, va en detrimento del teatro y por tanto, en nuestra contra.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Alliberament

sábado, 12 de noviembre de 2011

20 N

Poco pan y pésimo circo