lunes, 17 de agosto de 2015

Doctor...doctor...

Apreciado señor, me han pedido que haga un balance de su situación mental y, la verdad, es preocupante. Sin duda necesita medicación, cuando no, su ingreso en un centro psiquiátrico.
He leído con detenimiento sus misivas y no auguran nada bueno sobre su estabilidad mental. Parece usted vivir en una realidad paralela, un trastorno de esquizofrenia nada desdeñable.  Esas mentiras compulsivas, ese afán de mostrar su virilidad (puede que por un defecto genital congénito pero tener los genitales pequeños no debe ser un problema), ese henchimiento de pecho para mostrarse superior (tampoco su enanez debería acomplejarle) son sintomáticos de trastorno mental psicopático.
Hay sin embargo algunas actitudes positivas, como su falta de complejos a la hora de hacer el ridículo delante de sus trabajadores pues, quiero pensar que no les tomará por idiotas que se creen todas sus palabras. Si bien es cierto, que la segunda carta podría indicar que cree dirigirse a gente inculta y creyente de cualquier fe.
Hay sin duda un desajuste en su cerebro que le hace percibir el mundo de una manera singular, por eso interpreta a su libre albedrío el acuerdo que firmó usted mismo, aunque con otras manos, las de sus representantes en aquella mesa. Ve palabras o significados que no existen (diciembre en el punto 1, plan de viabilidad en el 2, augurios que poco menos que del fin del mundo si los trabajadores cobran su salario).
Ya digo, un situación preocupante para que una institución como la que usted dirige ponga en sus manos unas herramientas tan complejas y delicadas.
Aconsejo ingreso inmediato en una clínica especializada.

consultorio

Querido amigo,
Rogelio, permíteme que te tutee y sobre todo, que te felicite. Tus tácticas son  muy interesantes y dignas del mismísimo maestro, Goebbels.
Ya era hora de que eligieran a alguien del movimiento para callar y a atenazar a todos esos sin vergüenzas de sindicalistas y malos trabajadores. Por cierto, encuentro muy interesante que te dirijas a ellos en su lengua vernácula. Yo lo hice también en alguna ocasión y fue un éxito.
El primer correo amenazador tuvo sus frutos. Si la coacción es lo único que entienden estos bárbaros, pues se les amenaza y punto. Sin duda fue eso lo que les hizo retirar la huelga y no el “pacto” ridículo que tú muy bien explicas en tu segunda misiva.
Así me gusta, actuando con las reglas básicas del movimiento, poniendo el yugo a los trabajadores y enseñando las flechas para los díscolos. Además, añades tintes de modernidad con esas propuestas tan maravillosamente neo liberales. Pero si es que, a esos cretinos hay que explicarles todo. Hasta les explicas que quiere decir que se desconvoca la huelga. Hay si nuestro amado líder levantara la cabeza, que orgullo. Hasta el águila imperial de nuestra amada bandera empequeñece ante tu sombra.
Me gusta la idea de que vayas por los despachos mostrando pecho y otros atributos que una señorita como yo no puede mencionar. Como me gustaría ver a esos parias  con sus caras de pánico y respeto debido. Así, enseñando quien manda aquí.
No tengo palabras, solo admiración. Sé que llegarás muy lejos. Ánimo.