sábado, 25 de abril de 2015

El Liceu es público. Devolved el teatro.

Decir que el teatro se nutre de fondos privados en casi un 54 % es una falacia. Sin más.

Podemos tener dudas en cuanto a si fue antes el huevo o la gallina. Pero no en cuanto a que es lo que genera y permite la actividad y los ingresos derivados de la misma.

Sin las aportaciones públicas, la ópera en el Liceu sería inviable desde el inicio. Por lo tanto, todo aquel ingreso que se genere desde el teatro es directamente debido a que las administraciones ponen un dinero para arrancar y promover otras actividades.

Gracias a las aportaciones se hace ópera. Está genera unos ingresos en taquilla que ayudan a financiar la institución. Esta programación operística hace atractivo y rentable el espacio por lo que diversas empresas lo alquilan para diferentes eventos. A su vez, patrocinadores, aportan cantidades porque el teatro que hace ópera, es un buen escaparate. Amén de tener ciertos beneficios a cambio de la aportación según esta sea. La filantropía hace mucho que falleció de muerte lenta y agónica.

También están los trabajadores, que aportan con su esfuerzo y a cambio de un salario, beneficios en especies para el sostenimiento del teatro. Algunos creen que aportan mucho porque han conseguido ahorrar una determinada cantidad con su valía profesional. Otros que han conseguido aportar al coliseo unas cantidades más o menos importantes gracias a su habilidad para vender espacios o atraer mecenas. Nada más lejos de la realidad. Sencillamente están haciendo su trabajo. Aquello para lo que han sido contratados. Si no consiguieran esos objetivos, estarían sencillamente en la calle; o en otro sitio.

Por todo ello reclamamos el teatro como público. Reclamamos el teatro como de la ciudadanía. Reclamamos el teatro como nuestro. Ningún salvador de la patria puede cargarse de medallas por hacer su trabajo y por el cual le están remunerando.

Devolved las medallitas, que no son vuestras. Haced bien vuestro trabajo y devolved el Liceu a sus legítimos propietarios, los ciudadanos.

Mascarell, la cultura es un patrimonio del pueblo y no un negocio para tus amigotes.