Después
de los últimos despidos la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del
Liceo cuenta con
sólo 67 músicos en la nueva temporada
Estos días el Gran
Teatro del Liceo abrió sus puertas a una nueva temporada con
grandes
obras operísticas y sorprende pese a la crisis con
la participación de las voces más
destacadas del momento como Anna
Netrebko, Rolando Villazón y Roberto Alagna. Una
buena ocasión
para hacer olvidar la anterior temporada que después de graves
problemas
económicos sólo se llevó a término gracias al conjunto
de los trabajadores que hicieron un
gran sacrificio en reducir sus
salarios durante un período determinado para compensar una
parte
importante del déficit de la institución.
Pero la temporada no
terminó con la última representación de la ópera Aida. Sólo
unas
horas después de que resonaran los últimos compases de la
partitura verdiana sonaron los
teléfonos de once músicos de la
orquesta sobre las nueve de la mañana. Citados al teatro
fueron
despedidos en un acto frío y rápido. La segunda gran purga en sólo
24 meses. Once
carreras musicales más terminadas en pocos minutos,
destrozadas después de toda una vida
de disciplina y prácticas
diarias. Al mismo tiempo se están perdiendo todas las posibilidades
de un gran futuro artístico que ofreció el renacimiento del coliseo
barcelonés hace poco más
de una década después del incendio
desastroso en 1994.
La orquesta del nuevo
teatro contaba entonces con aproximadamente 100 músicos. Hoy
quedan
67. Cuesta creer que una de las máximas prioridades del Director
General del Liceo,
Joan Francesc Marco, consiste en “perfeccionar
la calidad artística de la Orquesta Sinfónica y
el Coro del Liceo
y mejorar la proyección internacional del Liceo” como se puede
leer en la
página de Internet del teatro. Con la reducción de la
orquesta sin ton ni son no sólo se han
perdido once músicos más
sino también el equilibrio entre los diferentes grupos
instrumentales de tal manera que ya no se puede hablar de una
formación de orquesta
completa. Hay 14 violines primeros, pero sólo
cuatro contrabajos y en algunos grupos de los
instrumentos del
viento quedan sólo dos de los cinco músicos previstos, faltando
hasta
ambos solistas. Arpa ya no existe ninguna desde hace dos años.
El conjunto de los
trabajadores estaba en cualquier momento
dispuesto a negociar con la dirección del teatro
para salvar tanto
la plantilla como la calidad artística de la institución. Todos
estos intentos
fueron en vano. Los grandes teatros de ópera europeos
disponen de orquestas con plantillas
entre 100 y 140 miembros fijos.
Con menos de 70 músicos la orquesta del Gran Teatro del
Liceo baja
a segunda división.
El público tiene que ser
consciente que este agujero gigante se llenará con músicos
suplentes que no han participado en ninguna oposición en el Liceo
para comprobar su nivel
musical, cosa habitual en otras orquestas.
Los músicos profesionales ganamos nuestras
plazas y obtuvimos
nuestros contratos indefinidos a través de una oposición, un
concurso
de tres rondas eliminatorias muy duras donde suelen
competir una infinidad de candidatos
para así garantizar la máxima
calidad artística para un público que en el Liceo en la actual
temporada paga hasta 238,75 euros por una sola entrada, mucho más
que en otros teatros
de ópera en Europa.
Los despidos no fueron
artísticos. La dirección del teatro utilizó el despido económico
para
deshacerse de unos músicos muy experimentados y responsables
que por motivos
personales de algunos directivos (y lamentablemente
por la recomendación de un grupo de
compañeros que optaron por
pactar con ellos) no encajaban en el perfil de la institución y
para hacer callar a aquellos que se quejaban desde hace tiempo sobre
la permanente y
arbitraria desigualdad en trato y sueldo que reina
en la organización de la orquesta.
El yernisimo |
El Mestre |
Es muy difícil que ante
una amenaza constante de despidos suene una música mágica desde
el
foso. El gran proyecto bajo la batuta del nuevo titular que
“posicionará las formaciones
musicales del Gran Teatro del Liceo
y la institución catalana al más alto nivel”, proclamado
así en
la página de Internet del teatro y anunciado repetidas veces en los
medios de
comunicación, es en efecto el lento desmantelamiento de
una orquesta de ópera muy
experimentada y sólida y a la vez el
intento de vender a un público operístico fiel y
apasionado de
gran tradición en Cataluña un producto que no corresponderá a la
realidad.
De manera semejante
engañó la dirección del Gran Teatro del Liceo a un público
ignorante
chino el año pasado cuando “La orquesta de cámara del
Liceo conquistó Pekín” (“La
Vanguardia”, 8 de mayo 2011).
Los músicos que tocaron bajo el nombre del Gran Teatro del
Liceo en
la China e incluso comentaron los conciertos en la prensa eran todos
músicos que
no pertenecen a la plantilla de la orquesta. La
orquesta del Liceo estaba en aquel momento
preparando el estreno
para la ópera “El cazador furtivo” en Barcelona. Este tipo de
política
no se debería aceptar. Es triste que la euforia del nuevo
teatro haya tardado tan poco
tiempo. La crisis, esto es cierto, no
es la única responsable.
D. Biehler
(ex miembro de la
orquesta del Gran Teatro del Liceo, despedida el día 31 de julio
2012)
2 comentarios:
El discurso de Pons es igual que el discurso de Artur Mas sobre la independencia ocultando que habrá nuevos recortes y subidas de precio. Este Sr Pons ha venido para despedir mas gente diciendo que va ha subir el nivel de la orquesta¿Como lo va ha subir cuando el no viene mas que 2 meses al año? este lo único que ha hecho ha sido crear un clima de pánico y que nadie este seguro de que mañana no va ha estar en la calle. Su discurso es un discurso político para quedar bien políticamente y vamos ha ver como va ha sonar dentro de dos años esta orquesta. De momento, el ambiente en la orquesta es muy malo y es difícil hacer arte en este ambiente. Este señor habla como un administrador no como un músico. Para demostrar que eres bueno haz que la orquesta que esta suene bien tal y como ha echo Ricardo Mutti cuando nos ha dirigido y parecía otra orquesta. Creo que este señor es mas político que músico..saludos
Un Musico
Estimado UN MÚSICO:
Estoy de acuerdo contigo. Yo aún diría más: menos mal que sólo dirigirá dos meses en el Liceo. Mucho me parece. Así como un buen director puede hacer que suene bien una orquesta que dirigida por mediocres es aparentemente mediocre, lo contrario es imposible: un mal director nunca conseguirá mejorar una orquesta. Incluso puede hacer que una buena parezca mala.
Y la labor de Pons en una orquesta es devastadora. En lo musical, empieza por “transparentar”, obviando los pasajes técnicamente difíciles pero ensayando una y otra vez redondas y blancas y fraseos al estilo gregoriano, lo que aburre al profesional y atormenta al músico. Da patadas y bufidos, hace extraños ruidos de aspiración por la nariz (¿quizá sinusitis?) y emite un constante y molesto siseo de petición de silencio. Pero yo creo que su peor defecto es su falta de claridad. No es claro ni con los gestos ni con la batuta, lo que ni siquiera lo eleva a la triste categoría de batutero. Su falta de elegancia en la figura es proverbial. En fin, no tiene desperdicio.
Como compensación a esta falta de aptitudes profesionales, ha desarrollado una extraordinaria habilidad para mantenerse en el puesto. Disfrazado de hombre afable, cuando llega a una orquesta estudia la situación que ocupa cada músico en la escala social y, aplicando la táctica del divide y vencerás, crea varias facciones profundamente enfrentadas entre ellas mediante el procedimiento de escoger un bando amigo al que erige en juez de todos los demás. Con la colaboración de este grupito “de élite”, poco a poco va colocando estratégicamente sus fichas y relegando a los que no le bailan el agua. Cuando alguien cae entre sus garras, aprovecha la búsqueda de un lápiz o una ligera tosecilla para lanzarle una mirada pretendidamente asesina que será el principio del procedimiento de caída en desgracia. Pero como es de los que tiran la piedra y esconden la mano, él se ausentará durante unas semanas y alguien se encargará de llamar a la víctima en su nombre para darle la desagradable noticia.
Su hipocresía no tiene límites. Yo sé de tres músicos que, por separado y sucesivamente, le han explicado la situación real de su orquesta y a todos les ha dado la misma respuesta, algo así como: “Hosti, tu, no sabía nada”. Lo que nos cuenta Biehler lleva el sello Pons. Y la Administración, encantada con él. Nadie se mueve, aterrados con la sombra del paro. Pero no nos equivoquemos, los culpables somos nosotros, los propios músicos.
Publicar un comentario