Me doy cuenta de que vamos a morir, porque nosotros... no dominamos la técnica del combate, porque nos hemos vuelto Quijotes, porque... nos morimos de hambre. Nuestros amigos... tras las fronteras, contemplan un grano de su trigo, una gota de su aceite... y preguntan: ¿Cómo estará nuestra casa abandonada? ¿Cómo estará la tierra?... ¿La reconoceremos al volver? ¡Ay de nosotros!... Pedazos de un pueblo refugiado, perseguido. ¡Ay de nosotros, de nuestra vida de esclavos! ¿Volveremos? ¿Volveremos?
(Samih Al-Qasim)
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