En principio apuntar que la presencia allí de algunos representantes del comité que no pertenecen a los cuerpos artísticos se debió entre otros motivos a que algunos de los representante sindicales, trabajadores de coro y orquesta: requirieron su comparecencia y la del asesor legal para ayudar a aclarar dudas o a crearlas si fuera necesario. Reflexionar es sano. Como en cualquier asamblea que se convoque en nombre del comité de empresa cualquier trabajador de la casa tiene derecho a asistir.
Hay que reconocer una cierta perplejidad cuando se afirma, que la presencia de delegados de otros colectivos puede cohibir la libre expresión o cualquier tipo de opinión. Nada puede decirse que pueda incomodar a miembros de otros colectivos, siempre y cuando se garanticen dos premisas fundamentales: que no se mienta y que no se falte al respeto de los presentes y de los no presentes.
A pesar de todo, estas dos premisas no se dieron en todas las intervenciones. Si se calló ante algunas mentiras o inexactitudes, fue por respeto a los colectivos convocados y por no romper una asamblea que debería ser informativa, no de ajustes de cuentas como ya se ha podido constatar en otras ocasiones. De hecho el motivo de esta carta abierta es despejar dudas y tal vez incógnitas.
Empecemos por enfatizar la importancia de todos y cada uno de los trabajadores de la casa. Esta institución se dedica específicamente a representaciones de ópera. Hasta aquí todos de acuerdo. El problema es cuando se reclama un protagonismo que no existe por parte de ninguno de los colectivos y menos aún de las personas singulares. Podemos empezar por ejemplo con la importancia de administración, tan cuestionada. Que se sepa, todos los que trabajamos en el teatro lo hacemos fundamentalmente por un motivo, el sueldo. Para cobrar ese sueldo tiene que haber personal especializado que haga las nóminas, que haga los ingresos, que haga los contratos, que contabilice los pluses por una banda interna o por un solo… Otra necesidad de los cuerpos artísticos es personal que se encargue de contactar con las empresas que alquilan las partituras, retocarlas, hacer fotocopias y finalmente, hacer que lleguen a los atriles. Hará falta sin duda público, el primer objetivo y el que sustenta realmente el teatro, para eso hace falta gente que haga la publicidad, la maquetación de los trípticos, la venta de abonos y entradas, la acogida de ese público, que vele por la seguridad del mismo, y un largo etc. Como resulta que con los ingresos por la venta de entradas más las subvenciones públicas no hay suficiente presupuesto, se necesitan explotar los diferentes espacios para lo que se requieren profesionales que hagan atractivo el espacio, contacten con diferentes productoras y empresas varias… También se aspira a hacer giras pero resulta que para girar hay que organizar, localizar, vender, programar viajes, dietas y muchas más cosas que a nadie deberían escapársele.
Quedan en el tintero muchas más especializaciones administrativas para no hacer la relación demasiado pesada. Aún así, habrá gente que crea que para realizar todas esas tareas, el colectivo está sobredimensionado pero eso es tanto como decir que por ejemplo, con un coro de 34 cantantes y una orquesta de 50 elementos es suficiente, pero eso es algo que desde el Comité no se ha dicho ni se dirá nunca (aún que hay quien, con mentiras o medias verdades, tiene interés en hacerlo creer así) . Se podrá decir que tal o cual departamento sobra pero eso, aparte de tener que demostrarlo con rigor, sería tanto como decir que en el fondo un coro sin tenores o una orquesta sin vientos, por ejemplo, pueden funcionar igualmente lo cual es rotundamente falso. Es más, desde los colectivos de escenario y administración, siempre se ha abogado por una orquesta y un coro mucho más amplios, que den al teatro una mayor calidad y empaque. Quien afirme lo contrario, miente.
Al ser este un teatro fundamentalmente de ópera, no basta con tener montada una caja acústica y unos fluorescentes y el último que apague la luz. Todo es infinitamente más complejo con escenografías que representan retos constantes, iluminaciones complicadas para dar el ambiente necesario, unos departamentos de sastrería y caracterización para dar cuerpo a los diferentes personajes, técnicos para organizar los diferentes elementos que salen a escena, técnicos de audio para que todo se escuche perfectamente y otros muchos profesionales que trabajan en la sombra pero sin los cuales la gran maquinaria no se movería.
¿Sería posible por tanto prescindir del que paga las nóminas y no cobrar? ¿Prescindir de quien vende las entradas y no tener público? ¿Salir a escena de época pero sin pelucas? ¿Con pelucas pero con ropa de calle? ¿Salir sin luz? La respuesta es evidente, sin estos y otros muchos trabajadores que envuelven el espectáculo, no habría ópera. Con que solo una de estas secciones desaparezca se podrá hacer música, pero no ópera.
Así pues, todos los puestos de trabajo son indispensables y ninguno es más importante que otro. Qué duda cabe que los cuerpos artísticos son los que dan la cara y que tienen una responsabilidad impresionante, es por ello que se les compensa con unas determinadas condiciones laborales y el sueldo (so pena de que alguien pretenda regalar todo a cambio de nada para sus representados). Todos somos asalariados y cada uno tiene la compensación y regulación pactada con la empresa a través del convenio. Quien pretenda pactar hoy, lo personal, por su cuenta: está vendiendo a sus compañeros deliberadamente, y está vendido a medio o largo plazo ( Roma no paga traidores, ni los colectivos padecen ceguera y sordera ).
Después de esta aclaración sin duda innecesaria es importante matizar alguna cuestión que se dijo en la asamblea. El comité no está para fiscalizar a nadie sino para colaborar, conocer todos los movimientos de la empresa en las negociaciones y velar porque ningún trabajador salga perjudicado. Nunca un colectivo se ha metido en asuntos de otros, ahora bien, si un grupo minoritario pide el reconocimiento, apoyo y solidaridad del comité para obtener una equiparación salarial que se considera justa, es lógico que se les de apoyo. Hay actas que corroboran que en esta votación no votaron a favor solo alguno de los miembros no pertenecientes a la orquesta ¿Verdad Charles? (acta del 29/12/2011). Tal y como se reclamaba en la asamblea de este día 31, las minorías también deben ser escuchadas.
A todo el mundo le gusta que le regalen los oídos pero los discursos demagógicos son muy peligrosos. Es curiosa la costumbre que tiene el maestro Pons por ponerse en contacto con los Fagots, curiosamente una semana después de que la empresa observe a los representantes del comité su sorpresa por los contactos habidos al margen de la institución . Por otro lado, ¿Quién no se encuentra casualmente al maestro Boder y se toma un café escuchando lo contento que está de esta iniciativa? A nosotros nos pasa todos los días.
Esto no es fruto de ninguna casualidad y detrás de todo ello hay intereses personales que ya se irán descubriendo. Por cierto ¿Alguien sabe ya los nombres de los que el maestro Pons piensa prescindir para la temporada que viene? Si se pregunta a las personas adecuadas os podrán sacar de dudas, si tienen suficiente valor.
Por último y tal y como se dijo en la asamblea, si el problema de querer desprenderse de los colectivos no artísticos es una cuestión de minorías y de falta de liderazgo, queridos compañeros del coro, tenéis un grave problema.
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