jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Qué hay detrás del telón de humo en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona?

Los fantasmas de la ópera

Un año después de los últimos despidos y del anuncio de un gran futuro de la institución por parte de la dirección el Gran Teatro del Liceo de Barcelona está al borde de un naufragio

En la sala de los espejos reina la euforia. Estamos en septiembre del año 2012. Joan Francesc Marco, director general del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, presenta a Josep Pons, el nuevo titular de la Orquesta Sinfónica. Marco explica que cuando en 2008 se incorporó en el Liceo, una de las prioridades era la potenciación de los cuerpos artísticos estables. Él destaca que son la orquesta y el coro que fundamentalmente dan la personalidad artística a un teatro y concluye que con la llegada del maestro Pons este objetivo se ve cumplido. Olvidados en esos momentos emocionantes los últimos despidos que sólo unas semanas antes acabaron entre otras con la carrera de once músicos de la orquesta. Once más. Porque desde la incorporación de Joan Francesc Marco en el Liceo la orquesta del teatro lírico no ha sido potenciada sino al contrario, ha sido mutilada de la forma más radical. La plantilla actual cuenta con 65 músicos. En 2008 contaba con un centenar.

Pero en la sala de los espejos no se habla de este tema. Se habla de un espléndido futuro de la institución, del ambicioso proyecto del nuevo director musical. Pons tiene grandes planes: quiere aumentar la actividad musical con el objetivo de dar mayor visibilidad a la orquesta en ciclos, festivales y giras, quiere crear grupos de cámara dentro de la orquesta y dos academias, una musical y otra vocal. También se instaurará, dice, un concierto anual de bienvenida, en el que la orquesta tocará un programa popular, apto para toda la familia, y añade que este evento tendrá lugar en algún lugar con gran aforo para que sea multitudinario y mediático.
Ha pasado un año desde la llegada de Josep Pons y su gran proyecto. Al menos el anuncio fue grande.

El primer concierto de bienvenida, previsto para iniciar su mandato como nuevo director de la orquesta al principio de la temporada 2012/2013, fue aplazado para el año siguiente. Por la crisis, según reconoció Pons. Cuando Pons firmó su contrato en 2011 el país ya estaba en plena crisis. ¿Por qué se planifican y anuncian programas que desde un principio no son viables? Su mandato comenzó entonces con cinco conciertos Grandes Coros de Ópera en diferentes poblaciones catalanas, celebrados en la prensa como la primera gira de la Orquesta Sinfónica y el Coro del Liceo por Cataluña en sus 165 años de historia. “Sólo ha habido que esperar siglo y medio” podemos leer en La Vanguardia del día 28 de noviembre del 2012. Como si la orquesta y el coro del Liceo antes de la era Pons nunca hubiesen dado conciertos en los alrededores de Barcelona. Existe una clara intención de promover el proyecto Pons como algo nuevo, algo grande aunque fuese con la ayuda de la prensa.

El mismo Pons explicó en diferentes periódicos que con esta gira el Liceo ganaría en visibilidad y que era importante que el país conociera las caras de la orquesta y del coro. Lo que el público en los conciertos en Lleida, Vic, Manresa, Girona y Sant Cugat realmente conoció eran en gran parte caras que no pertenecen a la plantilla de la orquesta, las caras de 24 músicos externos contratados por el Liceo para llenar el gigante agujero que han dejado los despidos.

La otra novedad anunciada consiste en un ciclo de cinco conciertos bajo el lema Liceu al Palau. “Este primer ciclo contará con solistas de primer nivel internacional y pretende ser un referente musical en pocos años por su calidad”, así lo explica Josep Pons en La Vanguardia del día 7 de enero del 2013. En el mismo diario el director del Palau de la Música, Joan Oller, apunta que “de momento, la venta de entradas va floja pero confío en que las ventas remonten a última hora.” No hubo remontada. Al final la dirección del Liceo decidió regalar una cantidad importante de entradas a sus empleados. Así tapó al menos visualmente el fracaso del futuro “referente musical”. Yno lo hizo sólo en el primero de los cinco conciertos. Falta saber de qué fondo pagaron a los solistas de primer nivel internacional porque según Rtve.es Noticias del día 8 de enero del 2013, fue la recaudación de la taquilla que estaba destinada para pagar a los solistas.

La gestión del Gran Teatro del Liceo por parte de sus directivos ha llegado a un nivel alarmante. Aunque el presupuesto ha bajado sustancialmente, en el escenario siguen actuando los mejores cantantes actuales como Anna Netrebko, Violeta Urmana, Rolando Villazón, Roberto Alagna y Klaus Florian Vogt. Artistas de esta calidad ganan en una sola representación lo que gana un músico de la orquesta en varios meses. Da
la impresión que la cúpula del Liceo está completamente despreocupada del hecho que todavía no ha podido solventar el déficit. Todo lo contrario: lo está aumentando.
El día 27 de octubre del 2012 La Vanguardia publicó un artículo en el cual informa que “el Gran Teatro del Liceo está gestionando un crédito de seis millones para resolver sus actuales problemas de tesorería, que en su caso, según ha podido saber este diario, se derivarían del pago de las indemnizaciones a trabajadores que han sido despedidos este año".¿Seis millones para indemnizaciones? Recordamos que se trata de indemnizaciones de músicos de una orquesta, no de banqueros o políticos corruptos.
Sería interesante saber en qué el Liceo realmente tenía pensado gastarse esta enorme cantidad de dinero y - todavía más interesante - cómo y en qué condiciones piensa devolver este préstamo.

En ningún momento desde que el país ha entrado en crisis la dirección del Gran Teatro del Liceo se ha plantado cambiar su lamentable política económica. No ha mostrado voluntad ninguna de adaptarse a los presupuestos reales, de buscar alternativas temporales en la planificación de programas y en la contratación de artistas. Y menos todavía en salvar su plantilla.
Con la excusa de la amortización de puestos de trabajo para bajar la masa salarial los directivos han sacrificado a sangre fría a sus trabajadores. La mayoría de ellos tenía más de 25 años de antigüedad, muchísimo más que los directivos.

De hecho hasta el día de hoy ninguna de estas plazas en la orquesta ha sido amortizada. A lo largo de la temporada 2012/2013 el Departamento musical contrató a unos 20 músicos externos por producción. En el Concierto al Palau II, dirigido por Josep Pons, hubo hasta 32 suplencias. Por esta no-amortización de plazas una sentencia obliga ahora al Liceo a readmitir a dos de los músicos que fueron despedidos el año pasado. Según El País, publicado el día 10 de agosto del 2013, para el juez Salvador Salas del Juzgado de los Social número 17 de Barcelona no hay duda de que lo que ha hecho el Liceo ha sido “sustituir a los despedidos por trabajadores a tiempo parcial”.

Pero el Departamento musical contrata a músicos externos no sólo para sustituir a los instrumentistas despedidos sino también para sustituir a músicos que siguen en la plantilla. Para la gira por las poblaciones catalanas Josep Pons invitó a instrumentistas suplentes para tocar en posiciones expuestas como son la solo-flauta o el solo-fagot aunque estos puestos actualmente no están vacantes. Es uno de muchos ejemplos de
contrataciones temporales injustificadas que significan un aumento considerable en gastos. Esta política se está practicando desde hace muchos años. Nuevo es el capricho de contratar a músicos del extranjero. A más a más del trabajo el Liceo les paga los vuelos, el alojamiento y las dietas. Durante la temporada recientemente acabada han venido instrumentistas de Francia, Alemania y de los Estados Unidos. Es totalmente incomprensible que, con un presupuesto más estrecho y un déficit supuestamente gigante, los responsables de la institución continuen tirando dinero público por la ventana.

La punta del iceberg, teniendo en cuenta esta mala gestión, fue el llamamiento Actuem pel Liceu, una iniciativa ciudadana, apoyada y hecha público a finales de noviembre 2012 por Joan Francesc Marco, entonces director general del teatro, Joan Matabosch, director artístico, y el director musical, Josep Pons. En este documento los firmantes se quejan sobre la situación económica de las instituciones culturales del país, sobre el descenso de los ingresos y cómo afectan a la actividad del teatro. “Pero nos importa”, podemos leer, “sobre todo, movilizar a los ciudadanos en defensa del Liceo. En este sentido apoyamos, decididamente y con gratitud, la iniciativa ciudadana que tiene el objetivo de conseguir una contribución económica muy importante a partir de pequeñas aportaciones privadas”. En lugar de corregir su irresponsable política económica, los altos cargos del Liceo recurren, sin vergüenza alguna, a la ayuda del ciudadano, como si este no estuviera afectado por la crisis. Hasta a uno de los músicos despedidos le enviaron dicho documento pidiéndole una aportación para la institución que hace un año acabó con su carrera.

¿Cuál es la situación real del Gran Teatro del Liceo?

El bonito cuento del Gran Teatro del Liceo en el país de las maravillas, recitado repetitivamente por la dirección del teatro y sus aliados de la prensa, se está desmoronando. La temporada 2013/2014 ha empezado con un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal para todos sus trabajadores. Y habrá otro en el mes de julio. Una parte importante de la programación ha sido cancelada. De un concierto de bienvenida multitudinario y mediático en un lugar de gran aforo ya no habla nadie. El proyecto Pons resulta una gran fantasmada que sólo ha servido para desviar la atención de los graves problemas económicos y de la falta de soluciones constructivas por la incapacidad de los directivos.

Ante el peligro de un posible naufragio el capitán y su tripulación han abandonado el barco. Joan Francesc Marco, el director general, dejó el Liceo el pasado mes de julio.
Pero no se ha quedado sin trabajo como los músicos que despidió, ya que por la edad que tienen ya no podrán incorporarse en otras orquestas. Marco es ahora comisionado de planificación estratégica en el Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat. Joan Matabosch, el director artístico, ha fichado por el Teatro Real en Madrid. La gerente del Departamento musical, Roser Trepat, que durante su mandato creó un clima
dictatorial dominado por el enchufismo y el acoso laboral se jubiló en julio 2012. Unos días antes seleccionó a los once músicos que personalmente no le caían bien. A más a más legó su cargo a su yerno que, al contrario de los músicos despedidos, no tuvo que hacer ninguna oposición para obtener su puesto de trabajo.

Lo que deja la cúpula del Gran Teatro del Liceo atrás es una institución profundamente endeudada, un clima laboral envenenado, muchas carreras destrozadas y unos 350 trabajadores gravemente preocupados por su futuro en estado de desempleo temporal sin actividad artística continuada.

Queda Josep Pons. ¿Pero vale la pena mantener a un director musical de un teatro de ópera cuyo sueldo anual, según dicen, es poco modesto, y que en su primera temporada de dos óperas previstas sólo dirigió una? Sus antecesores, los maestros Bertrand de Billy, Sebastian Weigle y Michael Boder, aparte de tener mucha más experiencia con el repertorio operístico, dirigían como mínimo tres, cuatro obras escénicas al año. Aunque Joan Francesc Marco en su discurso en la sala de los espejos hace un año quiso convencer al público que con la llegada del maestro Pons la personalidad artística del Liceo se veía cumplida, el fichaje del director musical catalán es un gran paso hacia atrás. Los músicos que hemos trabajado con él sabemos muy bien que el nivel que ofrece, igual que el nivel de los otros altos cargos de la institución mencionados, no supera la mediocridad.

Queda sólo una pregunta:

¿Quién asumirá la responsabilidad de la destrucción artística y del fracaso económico de un teatro de ópera que hace unos años era un referente cultural por su impecable reputación a nivel internacional?

Autora: Dorothea Biehler, ex miembro de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceo
[24/09/2013]

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