Como representante de los
delegados del comité de empresa del GTL, quisiera expresar mi satisfacción por
los acuerdos llevados a cabo el pasado día 21 de octubre, fecha en la que se
firmó el nuevo convenio colectivo. Este, sin ser un paradigma de virtudes, es
el mejor que hemos podido conseguir después de innumerablas horas de
negociación con la empresa.
Como delegado representante de
todos los trabajadores del teatro y en mi propio nombre, no en el de los demás
representantes, quisiera expresar mi malestar por todas las infamias que se
vierten sobre el órgano de legítimos representantes de los trabajadores del
Liceu y sobre los diferentes colectivos de la casa.
Es un error de bulto hacer
acusaciones gratuitas e indemostrables y es un error mayor si cabe creer a
ciegas y sin contrastar dichas difamaciones que llegan incluso a extenderse a
colectivos enteros quizás con el ansia de conseguir una segregación.
Desde aquí lo digo. El órgano de
representación de los trabajadores firmó por mayoría el nuevo convenio colectivo
en nombre de todos los asalariados del teatro por varios motivos:
·
Las plataformas presentadas por los colectivos
artísticos y el preacuerdo firmado en los primeros meses del año coinciden en
casi todos sus puntos. Las mismas personas que lo elaboraron no pueden decir a
la asamblea que el preacuerdo no recoge sus exigencias y que por lo tanto es
dañino para el colectivo. Eso es de fácil demostración. Basta coger ambos
documentos y compararlos. Es evidente que no serán iguales pues ha habido un proceso
de negociación con un tira y afloja por ambas partes, pero en sustancia tienen
pocas diferencias.
·
Desde el primer momento y sobre todo, en una
tensa reunión en presencia del presidente de la mesa negociadora, yo mismo (y
no solo yo) acusé a los delegados encargados de elaborar las plataformas de que
algunas de las propuestas eran perniciosas para los colectivos afectados y en
ocasiones vulneraban incluso el estatuto. Aún así decidieron continuar con
dichas propuestas siendo las presentadas y defendidas en la mesa de
negociación.
·
En ningún momento fue informado el comité de que
las propuestas estaban intrínsecamente relacionadas con el resultado de las
negociaciones de audiovisuales que se estaban llevando paralelamente fuera del
ámbito de la legítima representación de los trabajadores a través de la fórmula
de contrato mercantil. Quien diga lo contrario no hace sino faltar a la verdad
y debería demostrarlo. No hay actas ni nada que se le parezca donde aparezca
este precepto y condición sine qua non.
·
Aparte del hecho de que la empresa no aceptaba
firmar un convenio en el que no aparecieran las normativas laborales de dos de
los cuatro colectivos del teatro, los firmantes miembros del comité de empresa,
manifestaron en todo momento que la exclusión de dichos colectivos del convenio
era condenar a los trabajadores pertenecientes a coro y orquesta a quedarse en
el ostracismo laboral y a expensas de las decisiones arbitrarias o no de la
empresa. Era reducir su normativa laboral y salarial a los mínimos estipulados
por el estatuto de los trabajadores.
Hay mucho más mar de fondo del
que aquí comento pero no es mi intención crear polémica sino exponer los
sucesos. A partir de aquí, corresponde a los trabajadores cotejar y buscar la
información correcta.
Manuel Martínez
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