¿DONDE
ESTAMOS? ¿A DONDE VAMOS?...¿A QUE ESPERAN?
El Plan
Director que, con sus
posteriores dos modificaciones, sirvió para conseguir dinero
prestado, o sea, el permiso de las administraciones representadas en
el Patronato de la Fundación para endeudarse con el aval del erario
público, está obsoleto de
facto.
Tan solo el
ERE
para la próxima temporada nos recordara la pésima gestión de una
directiva que decapitada este mes, J.F. Marco no renovara el día 8
de julio, continuará dando coletazos y bandazos mientras no exista
un Plan de viabilidad que,
consensuado con la parte social, aparezca de forma oficial. Es
importante reconocerlo, pero mucho más importante es llevarlo a la
práctica. Lamentablemente existe, un discreto, o no tan discreto
estancamiento, por parte de la empresa. Ganar tiempo para mantener,
o preservar, cierto estatus
quo que es una rémora
insalvable: La transparencia y publicidad de la matemática
institucional, los manidos números de siempre, seria parte de la
solución.
Una
modificación de los estatutos de la Fundación ha permitido que la
Presidencia del Patronato recaiga sobre una personalidad sin cargo ni
calendario vinculado a la agenda político-electoral. La llegada de
Joaquim Molins, como en su momento el aterrizaje del maestro Josep
Pons, ha llenado de esperanzas a los responsables de hacer funcionar
esta institución.
La realidad
es incontestable; los dineros no brotan de los bancos, cual maná cae
de los cielos. El maestro musical con un proyecto muy personal, bien
armado y una lectura feliz de los futuribles deseables, tendrá que
dar cuenta de sus promesas a los llamados colectivos artísticos;
ilusionados con la propuesta artistico-profesional, aunque
decepcionados, por no decir defraudados, por las promesas respecto a
su poder adquisitivo antes de todo y todos.
Pons fue
mucho más allá de lo que le corresponde. Ni podía prometer
convenios al margen del de la propia empresa, ni garantizar contratos
mercantiles que no tienen vinculación con el mismo. Tampoco duda
nadie, a estas alturas, del nefasto papel jugado por el Director
General saliente y sus sopars
de duro cara
a la galería y cara al Mestre
que en este caso, parece ser, si mejoró sus caches. Pero esto último
nadie lo ha demostrado, ni lo contrario tampoco, claro. Mientras el
Conseller, tras el intento de colocarnos el
encausado, Xavier Solà,
está desaparecido, como si no existiéramos en este, su país en
construcción.
El Proyecto
artistico-musical a pesar de
todo (con afectación incluida de los departamentos técnicos y
administrativos) ha propiciado un diálogo y predisposición a
consensuar la flexibilidad conveniente en cada caso para no
dificultar, es más; para facilitar la actividad de la empresa en
todo momento. El esfuerzo aportado en este sentido se deberá, con
aprobación de las plantillas, plasmar en un próximo convenio
colectivo que regule la actividad de las temporadas
futuras.
Pero en el
Liceu las plantillas han hecho más esfuerzos bajo la tiránica y
sorda gestión de la directiva actual:
La
reducción de la plantilla en
una cuarta parte de sus efectivos humanos desde la llegada de esta
dirección, en el 2008, con desequilibrios notorios en ciertos
colectivos, precisa y casualmente, en los estratos de mando y
dirección.
La perdida
de la percepción salarial en
más de un 20% y de la masa salarial absoluta por encima del 40%.
Cuando el presupuesto solo se ha reducido un 25%.
Padecer la
incerteza producida y el malestar creado, con objeto de romper las
plantillas y el convenio colectivo. Subyaciendo, este sufrimiento,
tras soportar todo el peso del esfuerzo realizado.
Para
viabilizar el teatro se han celebrado reuniones, con las
representaciones de la parte social, donde se ha tenido la paciencia
de escuchar como todo el mundo, los directivos, justifican el
desastre y nadie es responsable de nada, pues todos continúan
indiferentes e impertérritos (el antes mencionado estatus
quo).
Queda la
externalización de todo y de todos, menos la de ellos mismos, claro.
Así lo marca la doctrina y dogma de estos tiempos (por algo será
así, deben pensar nuestros sesudos directivos y p'alante).
Reaccionan tarde y mal como el FMI con Grecia. A todo esto Matabosch
como el Deutsche bank, a liquidar todo lo que se pueda que el marco
es el marco (ahora le llaman Euro, pero para el caso pata)
La
optimización
de recursos sigue siendo un bonito titular para los informes de
finanzas y maquillaje en general de los números.
La eficacia,
contestando al Sr. Marco en su despedida epistolar, es que entre
todos (más unos que otros, sin duda) levantamos el telón. Así es.
Pero la eficiencia
de los recursos humanos de que se dispone, deja mucho que desear y
aquí se tiene que remarcar la tan trajinada desproporción y
desequilibrio de las plantillas, pues, donde unos hacen su trabajo
otros tiene personas para que se lo hagan (casualmente suelen ser
personajes con buenos emolumentos o complementos, para mayor guasa de
su mala gestión)
Los plazos
se acortan y el tiempo se agota. La parte social precisa soluciones
que den viabilidad a la actividad por la que existe de la Fundación
Gran Teatre del Liceu y eso pasa por un acuerdo que regule la
relación laboral y una racionalización de los recursos disponibles
que no se produce o cuando menos no se permite que sea percibida u
observada por los agentes sociales implicados.
Voluntades
se han conocido muchas, buenas palabras se han odio más, pero lo que
realmente hay que realizar y plasmar son los hechos.
Las
trabajadoras/es están haciendo y han hecho todo lo posible. Con
transparencia y democratización de la Institución y sus organismos
es más factible poder avanzar. No se puede decir en ningún caso que
la parte social rehuya la responsabilidad y el compromiso, pero se le
ha de permitir participar en los órganos de dirección.
La
representación de las trabajadoras del Liceu, Comitè y Secciones
Sindicales, pueden y deben ser parte de la Institución en la medida
en que participen, pero en ningún caso; cómplices de nada o meras
comparsas de algo. Dicho esto, que quede muy claro que la medida a
aplicar de un ERE, no presentado oficialmente, aún, no es más que
la decisión de una empresa que ha desoído durante cinco años las
necesidades de optimizar con eficiencia los recursos que se le han
esfumado ante sus narices, que ha dilapidado mientras el baño de
arrogancia, prepotencia y vanidad insaciable continua mientras nadie
demuestre lo contrario.
Esperamos la
próxima y poco agradable, dada la coyuntura, presentación en
público y ante los representantes sindicales, del Presidente del
Patronato. Deseamos comunicarle que es mucho el viaje que tenemos por
delante, pero que con el Organigrama
actual vamos muy pasados de
equipaje y el endeudamiento económico de esta casa crece a la
velocidad del agujero de ozono o el deshielo de los cascos polares
¿Por qué será? ¿Por quién puede ser? Bien planteados los
problemas facilitan las soluciones. A ver si aún podemos empezar con
buen pie.
Delegados de
la Sección Sindical de la C.G.T. del Gran Teatre del Liceu
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