miércoles, 17 de noviembre de 2010

Eduardo Galeano

Ojalá seamos dignos de tu desesperada esperanza.Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados. Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Y ójala que los traicionados puedan perdonar a sus traidores, que los abandonados en la cuneta disculpen a los que aún siguen lamiendo la mano de su amo, y que éstos sean capaces de mirar a la cara a los olvidados. Y también que las trincheras no sean más de crema, que los dirigentes se compren trajes económicos, que la luz entre para todos, que los que miran para otro lado tengan el coraje de compartir su pan y su hambre con su compadre y que la vida continue, y nos podamos mirar al espejo porque sabremos que aún estamos de pie, es más: porque sabremos que siempre estaremos así.

Salud y Anarquía. (y muchos besos)

Rafa Martínez.