La actual dirección,
apuesta decididamente por los resultados económicos y devalúa en calidad y la
excelencia, que como objetivo, deberíamos perseguir. Lógico y loable lo primero.
Peligroso y pernicioso lo segundo, ya que puede acabar revirtiendo la
rentabilidad hundiéndonos en la
mediocridad, que lamentablemente, se avecina.
Lo que ya era algo más o
menos habitual en materia de explotación de eventos y que se realizaba a través
de la literal explotación de algunos de los trabajadores de ese departamento,
ahora se ha agudizado más pues, aumentan los eventos (cosa fantástica) pero
disminuyen los recursos humanos con lo cual hay personas que desarrollan su
actividad haciendo un número de horas de trabajo absolutamente desproporcionado,
excesivo, y en muchas ocasiones de forma ilegal, sin respetar las 12 horas
obligatorias de descanso entre una jornada y la siguiente.
El escenario, dirigido por el “Excel-entisimo”
(llamado así por su gran obsesión con ese programa informático aunque no se le
conozcan otras capacidades y por cierto, aplicándole su máxima; por un cuarto
del precio que cuesta él hay jóvenes más capacitados en su manejo) está mal
gobernado: mermado en cantidad de personas y en calidad debido no solo a la falta
de trabajadores y a la mala organización de los mismos, sino también al nulo
criterio de calidad a la hora de contratar o alquilar la sala para los
diferentes eventos y actividades. Así, se programa el personal y se contrata a
asistencias para hacer un trabajo del que se desconoce el volumen y las
necesidades, por lo que, en ocasiones es mucho el trabajo y poco el personal y
en otras justo al revés.
No es de recibo trabajar
con esos índices de provisionalidad y de improvisación que luego, redunda en el
resultado final. Esa improvisación, que se puede entender también como falta de
capacitación, hace que Mr.Excel, programe el trabajo de una serie
de técnicos sin valorar las posibles incidencias. Así, durante los actos de
explotación viene una sola persona capacitada para manipular la maquinaria
escénica sin contemplar que si esa persona se encuentra indispuesta o sufre
cualquier percance durante su jornada de trabajo, la función, sencillamente no
se podrá llevar a cabo, con todas las consecuencias que ello implica. Hay por
tanto un defecto procedimental pues la lógica indica la necesidad de tener
siempre a varias personas capacitadas para garantizar que la maquinaria
escénica funcione siempre.
Capítulo aparte merece el
peligroso y escandaloso abandono en que
se encuentra el mantenimiento la maquinaria escénica. Un exceso más de
dejadez del Director Técnico. Así como los despropósitos, a todos los niveles,
en la producción de la Voce in Off y la Voix Humaine.
La imposición de horarios
caóticos que responden más al relleno que a necesidades reales. Interpretación
de las normas del convenio de forma absolutamente ajena al espíritu con el que se firmó, generando
conflictos innecesarios. Abusos en los protocolos que dificultan a los
trabajadores el conciliar la vida laboral con la personal. Nulo conocimiento del medio. Nula empatía con
los trabajadores. Nula capacidad de resolución de problemas. Nulo aprecio por
la gente que tiene a su cargo. Nulidad absoluta para el cargo. Pareciere todo
él multiplicado por cero.
La Dirección y RRHH del
Liceu tienen una asignatura, una tarea, pendiente a gestionar en el apartado
técnico, vital para la actividad operística y mayormente para compatibilizar
esta con la explotación de espacios y recursos. La solución no pasa por
despedir a los trabajadores que lo hacen posible, sino de los que la imposibilitan o dificultan
con la única pretensión de ponerse medallas complaciendo objetivos
economicistas de corto recorrido frente a necesidades de previsión a más largo
plazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario