domingo, 18 de enero de 2015

El excel.entisimo y excel-so rey de los exce-sos

El desprecio hacia las diferentes profesiones y la profesionalidad de los trabajadores del teatro es recurrente en el tiempo. En este último año apoyados por la empresa  AXIS,  ignorantes en la materia, contratada sin concurso público y a  un precio que no conocemos  pero que sin duda se sitúa en varios cientos de miles de euros (ya se verá el retorno de tan fastuosa inversión)

La actual dirección, apuesta decididamente por los resultados económicos y devalúa en calidad y la excelencia, que como objetivo, deberíamos perseguir. Lógico y loable lo primero. Peligroso y pernicioso lo segundo, ya que puede acabar revirtiendo  la  rentabilidad  hundiéndonos en la mediocridad, que lamentablemente, se avecina.

  
Nos centraremos en este caso en escenario sin olvidar el departamento de producción al que tan estrechamente ligado está, fusionado con artística. A saber en detrimento de cuál de ellos.

Lo que ya era algo más o menos habitual en materia de explotación de eventos y que se realizaba a través de la literal explotación de algunos de los trabajadores de ese departamento, ahora se ha agudizado más pues, aumentan los eventos (cosa fantástica) pero disminuyen los recursos humanos con lo cual hay personas que desarrollan su actividad haciendo un número de horas de trabajo absolutamente desproporcionado, excesivo, y en muchas ocasiones de forma ilegal, sin respetar las 12 horas obligatorias de descanso entre una jornada y la siguiente.

El escenario,  dirigido por el “Excel-entisimo” (llamado así por su gran obsesión con ese programa informático aunque no se le conozcan otras capacidades y por cierto, aplicándole su máxima; por un cuarto del precio que cuesta él hay jóvenes más capacitados en su manejo) está mal gobernado: mermado en cantidad de personas y en calidad debido no solo a la falta de trabajadores y a la mala organización de los mismos, sino también al nulo criterio de calidad a la hora de contratar o alquilar la sala para los diferentes eventos y actividades. Así, se programa el personal y se contrata a asistencias para hacer un trabajo del que se desconoce el volumen y las necesidades, por lo que, en ocasiones es mucho el trabajo y poco el personal y en otras justo al revés.

No es de recibo trabajar con esos índices de provisionalidad y de improvisación que luego, redunda en el resultado final. Esa improvisación, que se puede entender también como falta de capacitación, hace que Mr.Excel, programe el trabajo de una serie de técnicos sin valorar las posibles incidencias. Así, durante los actos de explotación viene una sola persona capacitada para manipular la maquinaria escénica sin contemplar que si esa persona se encuentra indispuesta o sufre cualquier percance durante su jornada de trabajo, la función, sencillamente no se podrá llevar a cabo, con todas las consecuencias que ello implica. Hay por tanto un defecto  procedimental  pues la lógica indica la necesidad de tener siempre a varias personas capacitadas para garantizar que la maquinaria escénica funcione siempre.

Capítulo aparte merece el peligroso  y escandaloso abandono en que se encuentra el mantenimiento la maquinaria escénica. Un exceso más de dejadez del Director Técnico. Así como los despropósitos, a todos los niveles, en la producción de la Voce in Off y la Voix Humaine.

La imposición de horarios caóticos que responden más al relleno que a necesidades reales. Interpretación de las normas del convenio de forma absolutamente ajena al  espíritu con el que se firmó, generando conflictos innecesarios. Abusos en los protocolos que dificultan a los trabajadores el conciliar la vida laboral con la personal.  Nulo conocimiento del medio. Nula empatía con los trabajadores. Nula capacidad de resolución de problemas. Nulo aprecio por la gente que tiene a su cargo. Nulidad absoluta para el cargo. Pareciere todo él multiplicado por cero.

La Dirección y RRHH del Liceu tienen una asignatura, una tarea, pendiente a gestionar en el apartado técnico, vital para la actividad operística y mayormente para compatibilizar esta con la explotación de espacios y recursos. La solución no pasa por despedir a los trabajadores que lo hacen posible,  sino de los que la imposibilitan o dificultan con la única pretensión de ponerse medallas complaciendo objetivos economicistas de corto recorrido frente a necesidades de previsión a más largo plazo.

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