sábado, 7 de marzo de 2009

Testimonio de Tito

“No tendrás otro dios que no sea yo”, a menudo me hizo pensar: gentes diferentes procedentes del este, decían que en el fondo era igual
Creían en otro diferente a ti y no me han hecho daño Creían en otro diferente a mi y no me han hecho daño
No mentes el nombre de dios, no lo nombres en vano Con un cuchillo clavado en un costado grité mi pena y su nombre Pero quizás estaba cansado o demasiado ocupado y no escuchó mi dolor Pero quizás estaba cansado o demasiado lejos y lo nombré en vano Honra al padre, honra a la madre y honra también su bastón, Besa la mano que te rompe la nariz porque le pediste un bocado; Cuando a mi padre se le paró el corazón no sentí ningún dolor
Cuando a mi padre se le paró el corazón no sentí ningún dolor
Recuerda de santificar las fiestas, fácil para nosotros los ladrones entrar en los templos que regurgitan salmos de esclavos y de sus amos
sin acabar atados a los altares degollados como animales
sin acabar atados a los altares degollados como animales
El quinto dice no debes robar y quizás lo he respetado vaciando en silencio los bolsillos más hinchados de los que ya habían robado:
pero yo, sin leyes, robe en mi nombre, ellos en nombre de dios
pero yo, sin leyes, robe en mi nombre, ellos en nombre de dios
No cometas actos que no sean puros o sea, no desperdicies el semen fecunda a una mujer cada vez que la ames así serás un hombre de fe: después las ganas desaparecen y el hijo se queda y a muchos ha matado el hambre yo quizás confundí el placer con el amor, pero no he provocado dolor El séptimo dice no matarás si del cielo quieres ser digno, miradla hoy, esta ley de dios, tres veces clavada en la madera: Mirad el final de aquel nazareno y un ladrón no muere por menos
Mirad el final de aquel nazareno y un ladrón no muere por menos
No des falsos testimonios y ayúdales a matar a un hombre Saben de memoria el derecho divino y olvidan siempre el perdón He perjurado sobre dios y sobre mi honor y no, no noto dolor. No desees nunca las cosas de otros, no desees a su esposa
Decídselo a aquellos, preguntad a los pocos que tienen mujer y poco más
En las camas de los otros ya calientes de amor no he notado dolor.
La envidia de ayer aún no acabó, esta noche os envidio la vida
Pero ahora que viene la noche y la oscuridad me quita el dolor de los ojos
Y resbala el sol más allá de las dunas a violar otras noches: Yo al ver a este hombre que muere madre, yo noto dolor En la piedad que no cede rencor, madre, he aprendido el amor

Fabrizio de André

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