jueves, 29 de mayo de 2008

Rosa rosae

El pasado día 9 de mayo, el comité de empresa tuvo una reunión con la ya ex directora del Liceu a petición de ella misma.
La excusa de la convocatoria era la de despedirse del comité; algo curioso en alguien que nunca se presentó al nuevo comité. La realidad sin embargo (entiendo yo) era la de irse sin dejar cabos sueltos que quizás la pudieran llegar a perjudicar en su nuevo destino y de vanagloriarse de todos los logros conseguidos en sus años de gestión.
La valoración del tema es evidentemente subjetiva y cada uno se llevó su impresión. La mía en concreto fue negativa por lo que dijo y por el como lo dijo.
Empezó la reunión con un monólogo de una hora aproximadamente para decir entre otras cosas que se encontró con una economía al borde del desastre y ella la había saneado hasta el punto de conseguir beneficios (llego a puntos en los que hasta Narciso se hubiera sonrojado). Esto es cierto pero con matices ya que para sanear dicha economía, las recetas han sido buscar dinero en la empresa privada y gastar lo menos posible. Pues bien, pienso yo que el dinero no hay que buscarlo en las entidades privadas donde siempre hay que conceder algo a cambio, sino en ir a exigir más subvenciones al ministerio por ejemplo, pues las cantidades que este ofrece al Liceo, son notablemente inferiores a las donadas al teatro real de Madrid o al Palau de les Arts de Valencia. ¿Por qué? Supongo que los gestores de esos dos teatros (que no son precisamente del mismo partido que está en el gobierno) han sido más hábiles o más incisivos que la dirección del Liceu.
En cuanto a lo de gastar menos, repercute directamente en los trabajadores de nuestro teatro ya que, por un lado el personal de administración, por ejemplo, debe redoblar esfuerzos para atender las cada vez más ingentes necesidades del teatro, las instalaciones se están quedando obsoletas, no se invierte en mantenimiento de las infraestructuras y un día esto se pagará muy caro (pero ya le tocará a otro encontrarse con el problema), tampoco se ha aumentado el sueldo de los trabajadores desde que se reabrió el teatro (el de los directivos si, naturalmente), no se han cubierto de forma definitiva las plazas vacantes en todas las secciones, en escenario el trabajo se realiza aún sin los suficientes medios como para aligerar los trabajos de esfuerzo físico con lo que es raro que alguien consiga jubilarse de manera digna sin pasar antes por el tribunal médico para que le dé la larga enfermedad por lesiones irreversibles, y los que quedan van teniendo lesiones de espalda cada vez más agravadas, etc.
Nos advirtió también de que debíamos tener cuidado pues en la calle hace frio y como, efectivamente, era un día lluvioso y fresco pensé que tenía razón. Más tarde, reflexioné y me pareció una amenaza fuera de lugar, aunque en sintonía con su perspectiva de “señorita del cortijo”. Afirmó de hecho que ella era la jefa y que hacia lo que le daba la real gana sin tener que rendir cuentas a nadie. Vamos, como si fuera dios. El problema es que yo no creo en los dioses, es lo que tiene ser ateo, aunque, siguiendo con la ciencia ficción, si creo en los súper héroes (los he visto en las películas) y ya se sabe, todos tienen su punto débil (véase sino a superman cuando le acercan un trozo de criptonita) por lo que pienso que hasta el más pintado, no tiene el poder absoluto. En su caso concreto, tiene la obligación de rendir cuentas de sus actos a los políticos que la han puesto allí y aunque no le guste, rendir cuentas también de parte de lo que hace a los trabajadores a través del comité de empresa (organigrama de empresa, contrataciones, auditorias, pruebas de selección de personal que esté dentro del convenio, contrato programa sin cumplir, etc, etc, etc)
Se refirió de pasada a los carteles colgados por el teatro y que mencionan su gestión diciendo que “no ofende quien quiere sino quien puede”, o sea que a ella no le habían hecho ni frio ni calor. El cartel no pretendía ni mucho menos ofenderla sino exponer una realidad pero, aún así, pocos días antes había convocado al presidente y la secretaria del comité para expresarles su malestar y su sentimiento de ofensa por dichos carteles y, sin ánimo de ofender, me quedo con la versión de nuestros compañeros.
Explicó, sin dar demasiados detalles, el por qué había pagado incentivos a algunos altos directivos por objetivos conseguidos (aunque no explicó cuales eran esos objetivos ni cuales los directivos) y que, no solo eran perfectamente legales, sino que podría haberles dado más, pero decidió contener gastos (conmovedor aunque hay indicios de que eso no es del todo cierto). Quizás debimos decirle que también las movilizaciones y huelgas son legales, pero nos pareció más elegante no seguir su juego de amenazas veladas. Se puede deducir por tanto que su conclusión fué que, sin estos directivos, no se podría levantar el telón, ninguneando una vez más a los trabajadores y casi haciendo buena la frase que dice que las pirámides son el mejor ejemplo de que en cualquier tiempo y lugar los obreros tienden a trabajar menos cada vez, por lo que son necesarias ciertas tácticas empresariales.
Hubo también algún momento tenso cuando se le dijeron cosas que no aceptaba oír (y yo que me había creído lo de no ofende quien quiere sino quien puede) y amenazó con finalizar la reunión (no creo que trate con este menosprecio y sentimiento de superioridad a quien la puso allí) con lo que nuestro, sin duda mayor sentido de la responsabilidad, hizo cambiar el rumbo para poder seguir avanzando hacia ninguna parte con la reunión. No sirvió de gran cosa de hecho; pero que se puede esperar de alguien que llena de autocomplacencia, se dispone a abandonar un proyecto del que poco le importa hacia donde vaya y como acabe.
La verdad, yo si que me siento ofendido por el ninguneo con que se nos trata y aunque ya se que son tácticas de empresa, no puedo evitar la frustración del trabajo realizado casi en balde durante este año; pero, arrieritos somos y aunque cambien los nombres, la empresa es siempre la misma y sabremos afrontar nuevos retos; eso si, con la inexcusable y valiosísima ayuda de tod@s.
Por último y aunque parezca una contradicción, el comité ha salido muy reforzado de la reunión ya que después de una sesión de autocritica, estamos más unidos que nunca y convencidos de que vamos por buen camino, con nuestros errores y con nuestros aciertos pero empieza a haber una simbiosis entre los diferentes colectivos que, si fructifica, dará grandes resultados para l@s trabajador@s .

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