viernes, 24 de julio de 2009

El sin cerebro

Voz en of: Félix Rodríguez de la Fuente (te la haces tú)
Música: El hombre y la tierra (escúchala mientras lees)

Existe entre nosotros una subespecie a la que se podría definir como el “sin cerebro”. Uno de los más conocidos por estas latitudes, es el “sin cerebro ibérico” (haud cerebrum ibericum).
Es esta una subespecie que, si bien se creía en peligro de extinción con la llegada de la democracia y por tanto, con un supuesto incremento de cultura en la población, ha proliferado generosamente en la península debido sobre todo al interés del sistema por mantener un número cuanto mayor mejor, de ciudadanos sin una capacidad intelectual mínima. De hecho, este se caracteriza por tener un encefalograma plano moviéndose básicamente por instintos pues su capacidad de pensamiento, análisis o crítica es prácticamente nula.
Se limita a hablar de cosas más o menos banales como pueden ser: el futbol, los coches, las motos, quizás las mujeres (en el caso del macho) y poco más. De hecho, es incluso capaz de manejar elementos básicos como un coche, una moto, un teléfono móvil, así como también de realizar algunas tareas sencillas, lee y escribe cosas primarias, pero es incapaz de leer y entender un libro, de interpretar planos, de manejar conceptos básicos o de asumir tareas ligeramente complejas. Hábil sin embargo en el manejo del despiste y del “infama que algo queda” para disimular sus carencias, consigue mimetizarse entre las personas.
En un principio, cubría sectores tales como fuerzas de seguridad del estado, guardias privados, porteros de discoteca, militantes de partidos ultraderechistas que contrarresten a la izquierda más combativa… pero poco a poco, se comprobó que puede también integrase en otras facetas laborales que, como las anteriores, tampoco requieren grandes dotes intelectuales.
Se podría englobar en la especie de los carroñeros, siempre al acecho de alguna oportunidad para medrar en la sociedad y hacerse con un estatus más o menos privilegiado. No muestra para ello escrúpulo alguno a la hora de hacer alianzas, regalos o lo que sea menester para con quien vea que le puede facilitar un ascenso en la escala social. De todas formas, se cree que esa falta de escrúpulos es debida a un sistema neurológico primario desarrollado para no sentir remordimiento y no, como se podría llegar a pensar, debe necesariamente ser debido a algún tipo de maldad, si bien generalmente es incapaz de discernir al respecto. Ahora bien, no tiene ni mucho menos la dignidad del buitre por ejemplo, ni tampoco su importancia en la escala trófica aunque se agarra a sus conquistas con firmeza.
Otra característica que lo define es su inseguridad pues, al vivir permanentemente en una mentira, desconfía de todo y de todos. Es notorio de hecho su comportamiento con las hembras, en tanto en cuanto, al considerarlas a todas “presas fáciles”, mantiene a su pareja en casa prohibiéndole salir sola a eventos lúdicos, como una cena con amigas por ejemplo, creyendo que así salvaguarda su frente de un buen par de astas. Ignorante como es, desconoce la existencia de un entrañable personaje que tanto ha hecho por la demografía hispana, como es el butanero y que sin duda no le respetará más que a otros.

Agradecimientos a Bersuit Vergarabat por la idea

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