viernes, 24 de julio de 2009

POBRES HOMBRES RICOS

Que paradoja; cuando ya creíamos que en el primer mundo habíamos alcanzado un estatus de vida privilegiado y digno, cuando parecía que la pobreza solo la veíamos por televisión, en los barrios más marginales o bien chocábamos con ella en algún cajero o en el transbordo del metro, resulta que se forma una nueva clase social.
Estos personajes, no piden pan o trabajo como los desheredados de la historia, no piden para poder subsistir, para comprarles unos zapatos a sus hijos… No, piden para poder costearse un nivel de vida que, en muchos casos, supera sus posibilidades.
Eso hace que estén supeditados a un sistema que los atenaza y hace de ellos lo que quiere, les vuelve insolidarios, competitivos entre ellos, chivatos, envidiosos, mezquinos. Hacen todo tipo de concesiones en mejoras sociales que tanto han costado conseguir a cambio de dinero.
El consumismo aplicado por el sistema económico imperante, les ha hecho creer que tienen derecho a ser ricos o, por lo menos, a comportarse como tales y así se han endeudado con la banca, los verdaderos dueños de sus pertenencias, sus dueños.
¿De verdad alguien considera lógico pedir estos créditos enormes para comprarse un piso, un coche o cualquier otra cosa? Acabarán pagando el doble con los intereses bancarios por lo que, las mensualidades a pagar serán desorbitadas y además, sujetas al arbitrio del mercado pues pueden subir o bajar dependiendo del tipo de intereses del momento, vamos, como si jugasen en bolsa. La excusa suele ser que para pagar un alquiler y tirar el dinero es mejor comprar pero, ¿no se tira el dinero pagando miles de euros en intereses?, “pero es que así cuando acabe de pagarlo será mío” es la escusa más habitual; si, será tuyo cuando seas viejo si consigues pagar durante toda tu vida un precio desorbitado por algo a lo que deberías tener derecho (una vivienda aunque no sea de propiedad) según la constitución y la justicia social, pero es más fácil y menos arriesgado mendigar que exigir (es triste de pedir pero más triste es de robar).
Nos encontramos pues en el bucle de que la demanda supera a la oferta y los precios suben y suben con lo cual, negamos una vivienda digna a quien no puede pagar ni un alquiler pues, aprovechándose de la bonanza, los propietarios de pisos en alquiler hinchan también sus precios y hacen “moving” a los que han vivido siempre pagando un alquiler más o menos justo. Estos nuevos “ricos”, no solo han caído en la trampa, si no que han arrastrado con ellos a mucha gente en el naufragio. Luego, sálvese quien pueda.
Es tal la agnosia que sufren que, incapaces de ver lo que no quieren ver, cuando los mercados se desploman, cuando el sistema cruje y les toca pagar los platos rotos por los poderosos, no optan por la vía digna de la autocrítica, de arrasar el sistema y comenzar de cero construyendo un mundo nuevo; sigue siendo más fácil limosnear, en este caso al estado tutor y garante de sus derechos.
Las libertades y los derechos se conquistan, no se mendigan

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