viernes, 19 de marzo de 2010

Cuando la izquierda se enriquece y se envilece

Hace unos días, leía en el periódico “el país” una noticia relacionada con la reciente muerte por huelga de hambre de un preso cubano que decía; “Almodóvar, Ana Belén y Víctor Manuel entre otros piden la liberación de los presos políticos cubanos. El manifiesto 'Yo acuso al Gobierno cubano', con más de 6.000 firmas, solicita el respeto a los Derechos Humanos”.
Parece que estos millonarios defensores de sus derechos a través de la sgae, también son sensibles a los derechos de los disidentes cubanos.
Loable sensibilidad pero, a su vez, escasa, sesgada y a la moda. Es un hecho realmente trágico que las autoridades cubanas hayan permitido que esa persona llevara hasta sus últimas consecuencias su protesta como es trágico que hayan presos políticos en Cuba. Me refiero sobre todo a los presos políticos que hay en Guantánamo. Presos sin opciones de defensa de ningún tipo pues ni siquiera se les acusa de algo en firme y que, además, son sistemáticamente torturados. Pero, no estoy seguro de que se refieran a ellos nuestros queridos artistas pues el manifiesto habla de acusaciones al gobierno cubano y este, no tiene potestad en la base yanqui.
Quizás no es tan raro que se apunten a la moda de los medios ultraconservadores de atacar las deficiencias del gobierno cubano olvidándose por completo de los derechos de miles de millones de personas que sufren la injusticia de la pobreza o la de cientos de millones que sufren la injusticia de dictaduras “amigas” como la de Guinea ecuatorial donde el Gobierno de Teodoro Obiang Nguema está considerado como uno de los más represores del mundo según organizaciones internacionales de Derechos Humanos y donde se han señalado las desapariciones de activistas, la tortura, la falta de libertad de prensa, la falta de garantías jurídicas reales, la manipulación de los procesos electorales y el extremadamente desigual reparto de la riqueza del país, o la de Burkina Faso donde los líderes de la oposición están en el exilio, Angola, castigada por una guerra civil desde 1975 por los intereses occidentales sobre el petróleo y diamantes; Marruecos donde el rey tiene amplios poderes ejecutivos, con la posibilidad de disolver el gobierno y el Parlamento y dirigir las fuerzas militares, además de otros poderes; Sudán tiene un gobierno autoritario, por lo que todo el poder político está en manos del presidente, Omar Hassan Ahmad al-Bashir. Bashir y su partido controlan el gobierno desde que él dirigió el golpe militar del 30 de junio de 1989; Brunei uno de los pocos países del mundo que aún no reconoce el sufragio femenino el sultán ha sido de la misma dinastía desde el siglo XIV, es la cabeza del estado y del gobierno, Arabia saudí, una monarquía absolutista que todavía se mantiene como un sistema feudal en el que la dinastía de los Al-Saud gobierna concentrando toda la autoridad. No existen partidos políticos, ni tampoco elecciones; Bahréin es una monarquía hereditaria bajo el mandato de la familia Al Khalifa. El rey es el jefe de estado y el primer ministro es jefe del gobierno. Ambos puestos están ocupados por miembros de la familia Al Khalifa, con el rey Hamad ibn Isa Al Khalifah y el Primer Ministro, su tío Khalifa bin Salman Al Khalifa. Y cuantas otras dictaduras donde se pisotean los derechos humanos quedan por enumerar.
Cuantas dicta blandas también donde, bajo la piel de demócratas, se encubren grandes injusticias, vulneración de derechos y de vidas. A quien se le escapa como funcionan los países centroamericanos y otros del cono sur, siempre controlados por el “gran hermano” del norte donde, por cierto, se cumplen docenas de condenas de muertes cada año.
Resulta curioso también como el diario en cuestión denomina al gobierno cubano como república comunista sin duda por lo denostado que está el uso de esa palabra hoy en día. Pero, usando el mismo rasero, habría que hablar de la república capitalista de Francia, o Italia, o Guinea; o la monarquía capitalista de España, o Gran Bretaña, o Arabia Saudí… estas repúblicas y monarquías capitalistas han condenado al hambre a millones de personas que no han decidido hacer ningún tipo de protesta, sencillamente no tienen que echarse a la boca.
Habrá que recordar también que en el mundo y en la historia, son muchos los muertos en huelgas de hambre. Solo en nuestro gracioso reino, se me ocurren tres miembros del grapo muertos en huelgas de hambre; Juan José Crespo en 1981, José Manuel Sevillano en 1990 y Albert Panadés en 2002, pero no son los únicos; en todo el mundo es un hecho relativamente recurrente pero que no llena páginas.
Sin ánimo de ser demagogo (o al menos no demasiado), por lo menos todos ellos tuvieron la opción de decidir hacer una huelga de hambre. Son muchas las cárceles donde se muere de hambre sin haber sido decidido por el reo sino porque donde no hay, no hay. Algunas de estas cárceles ocupan países enteros.
Duerman tranquilos nuestros famosos y preocupados millonarios pues ya han cumplido con su cuota de caridad cristiana quedando bien para con la gente de bien (de aquí a poco se habrán olvidado del mártir de turno y esperarán que aparezca otro).
Los que no somos gente de bien, seguiremos reconcomiéndonos en nuestra poca fe en el sistema y en la nueva izquierda que hace años está desembarcando.

Manolo Martínez

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