viernes, 12 de marzo de 2010

Gerencias

El diván del doctor Kato
Alguien se ha pasado tres pueblos. Difícil descifrar si ha sido a mala leche o para encubrir un error de bulto pero, los pueblos, han sido tres.
Desde el diván se ven las cosas digamos que, diferentes. Se toma uno su tiempo e intenta analizar lo sucedido.
Esto es lo que ha pasado: tres miembros del comité se piden horas sindicales para poder reunirse con la empresa para seguir con las negociaciones del convenio. El hecho no tiene más relevancia que esa, un correo electrónico enviado con días de antelación a las personas que han de tener conocimiento de la reunión para que los posibles programas de trabajo no se vean afectados por la ausencia de estos trabajadores. La persona encargada de organizar este trabajo niega la evidencia al negar que haya recibido comunicación alguna y que no tiene noticia de la reunión. Al mostrar la copia del correo y ver en su propio ordenador lo fehaciente del hecho, pretende no haber entendido el mensaje. Eso es algo bastante incompresible en alguien con su cargo y ante una comunicación clara, escueta y rutinaria como esa pues, no es la primera vez que ocurre. Se da cuenta de ello y alega entonces que la reunión se ha pospuesto porque uno de los participantes no puede ir. Se llama al afectado que niega haber pospuesto la reunión, es más, los está esperando. Es curioso el hecho de que, de no saber nada de la reunión, pasa a ser la única persona que sabe que se ha pospuesto, o sea, la persona que mejor conoce el asunto. Es cierto que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
Pero, analicemos la situación; podría ser un burdo intento de sabotear la labor de los representantes de los trabajadores, pues finalmente no se celebró la reunión, pero, en realidad, perjudicó también a la empresa y la reunión se realizó en otra fecha por lo que, no se ve beneficio por ningún lado. Otra opción puede ser el olvido o la incapacidad de gestionar ese sencillo trámite pero, como dicen algunos directivos de la casa, por el dinero que cobra bien debiera saber que, como y cuando hacer su trabajo. Además, hay que tener un mínimo de dignidad para reconocer errores, pedir disculpas y solucionar las cosas de manera satisfactoria para todos. Queda una última opción pero prefiero no ser mal pensado. Quien lo quiera ser que lo sea. Piensa mal y acertarás.
Mi misión desde este diván es solo la de escuchar e interpretar. A si que, oído lo oído e interpretado lo interpretable, solo me queda decir que, se ha pasado tres pueblos. Difícil acertar en la patología. Psicosis, paranoia, esquizofrenia, trastorno; ni idea, para hacer un diagnóstico hay que ser algo más que un boludo en un diván.

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