martes, 4 de octubre de 2011

Cosas de Kato

El diván del doctor Kato

P-Así es doctor, este señor se ha erigido en caudillo y se dedica a dictar ordenanzas a su antojo y a pasarse las normativas por el arco de triunfo. Las interpreta como más le conviene, las impone y se queda tan ancho. Tanto es así que ya empiezo a dudar si en verdad tendrá razón y soy yo el que está equivocado
D-No, no querido paciente las normas son las que son y no caben interpretaciones.
P-Ya pero ante manifiestos tan contundentes uno duda. Figúrese que hoy es mi día de descanso y ya estoy pensando en cómo devolveré las horas que estoy empleando para venir a verle. Es que el aplomo y el arrojo con los que ha dictado las nuevas normas ya no se qué pensar.
D-¿Se da cuenta de que cuando dice que “ha dictado” su subconsciente le está diciendo que es un dictador?
P-Absolutamente, yo no he dicho eso.
D-Usted no lo ha dicho tan explícitamente pero quizás en lo más profundo…
P-No quiero ni pensarlo. Es gente de bien, educado en la democracia y el respeto a las personas. Si hasta nos permite ausentarnos media hora cada día para descansar y comer algo.
D-Me está usted empezando a preocupar. Creía que habíamos avanzado pero parece que se está instalando en su cabeza lo que podríamos denominar como un síndrome de Estocolmo.
P-¿Y eso es grave?
D-Más de lo que usted pueda pensar. Mucho más. Tendré que aumentar la medicación.

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