lunes, 1 de julio de 2013

No necesitamos Directores Generales, sino BUENOS GESTORES


¿DONDE ESTAMOS? ¿A DONDE VAMOS?...¿A QUE ESPERAN?


El Plan Director que, con sus posteriores dos modificaciones, sirvió para conseguir dinero prestado, o sea, el permiso de las administraciones representadas en el Patronato de la Fundación para endeudarse con el aval del erario público, está obsoleto de facto.

Tan solo el ERE para la próxima temporada nos recordara la pésima gestión de una directiva que decapitada este mes, J.F. Marco no renovara el día 8 de julio, continuará dando coletazos y bandazos mientras no exista un Plan de viabilidad que, consensuado con la parte social, aparezca de forma oficial. Es importante reconocerlo, pero mucho más importante es llevarlo a la práctica. Lamentablemente existe, un discreto, o no tan discreto estancamiento, por parte de la empresa. Ganar tiempo para mantener, o preservar, cierto estatus quo que es una rémora insalvable: La transparencia y publicidad de la matemática institucional, los manidos números de siempre, seria parte de la solución.

Una modificación de los estatutos de la Fundación ha permitido que la Presidencia del Patronato recaiga sobre una personalidad sin cargo ni calendario vinculado a la agenda político-electoral. La llegada de Joaquim Molins, como en su momento el aterrizaje del maestro Josep Pons, ha llenado de esperanzas a los responsables de hacer funcionar esta institución.

La realidad es incontestable; los dineros no brotan de los bancos, cual maná cae de los cielos. El maestro musical con un proyecto muy personal, bien armado y una lectura feliz de los futuribles deseables, tendrá que dar cuenta de sus promesas a los llamados colectivos artísticos; ilusionados con la propuesta artistico-profesional, aunque decepcionados, por no decir defraudados, por las promesas respecto a su poder adquisitivo antes de todo y todos.
Pons fue mucho más allá de lo que le corresponde. Ni podía prometer convenios al margen del de la propia empresa, ni garantizar contratos mercantiles que no tienen vinculación con el mismo. Tampoco duda nadie, a estas alturas, del nefasto papel jugado por el Director General saliente y sus sopars de duro cara a la galería y cara al Mestre que en este caso, parece ser, si mejoró sus caches. Pero esto último nadie lo ha demostrado, ni lo contrario tampoco, claro. Mientras el Conseller, tras el intento de colocarnos el encausado, Xavier Solà, está desaparecido, como si no existiéramos en este, su país en construcción.

El Proyecto artistico-musical a pesar de todo (con afectación incluida de los departamentos técnicos y administrativos) ha propiciado un diálogo y predisposición a consensuar la flexibilidad conveniente en cada caso para no dificultar, es más; para facilitar la actividad de la empresa en todo momento. El esfuerzo aportado en este sentido se deberá, con aprobación de las plantillas, plasmar en un próximo convenio colectivo que regule la actividad de las temporadas futuras.
Pero en el Liceu las plantillas han hecho más esfuerzos bajo la tiránica y sorda gestión de la directiva actual:
La reducción de la plantilla en una cuarta parte de sus efectivos humanos desde la llegada de esta dirección, en el 2008, con desequilibrios notorios en ciertos colectivos, precisa y casualmente, en los estratos de mando y dirección.
La perdida de la percepción salarial en más de un 20% y de la masa salarial absoluta por encima del 40%. Cuando el presupuesto solo se ha reducido un 25%.
Padecer la incerteza producida y el malestar creado, con objeto de romper las plantillas y el convenio colectivo. Subyaciendo, este sufrimiento, tras soportar todo el peso del esfuerzo realizado.

Para viabilizar el teatro se han celebrado reuniones, con las representaciones de la parte social, donde se ha tenido la paciencia de escuchar como todo el mundo, los directivos, justifican el desastre y nadie es responsable de nada, pues todos continúan indiferentes e impertérritos (el antes mencionado estatus quo).
Queda la externalización de todo y de todos, menos la de ellos mismos, claro. Así lo marca la doctrina y dogma de estos tiempos (por algo será así, deben pensar nuestros sesudos directivos y p'alante). Reaccionan tarde y mal como el FMI con Grecia. A todo esto Matabosch como el Deutsche bank, a liquidar todo lo que se pueda que el marco es el marco (ahora le llaman Euro, pero para el caso pata)

La optimización de recursos sigue siendo un bonito titular para los informes de finanzas y maquillaje en general de los números.

La eficacia, contestando al Sr. Marco en su despedida epistolar, es que entre todos (más unos que otros, sin duda) levantamos el telón. Así es. Pero la eficiencia de los recursos humanos de que se dispone, deja mucho que desear y aquí se tiene que remarcar la tan trajinada desproporción y desequilibrio de las plantillas, pues, donde unos hacen su trabajo otros tiene personas para que se lo hagan (casualmente suelen ser personajes con buenos emolumentos o complementos, para mayor guasa de su mala gestión)
Los plazos se acortan y el tiempo se agota. La parte social precisa soluciones que den viabilidad a la actividad por la que existe de la Fundación Gran Teatre del Liceu y eso pasa por un acuerdo que regule la relación laboral y una racionalización de los recursos disponibles que no se produce o cuando menos no se permite que sea percibida u observada por los agentes sociales implicados.
Voluntades se han conocido muchas, buenas palabras se han odio más, pero lo que realmente hay que realizar y plasmar son los hechos.
Las trabajadoras/es están haciendo y han hecho todo lo posible. Con transparencia y democratización de la Institución y sus organismos es más factible poder avanzar. No se puede decir en ningún caso que la parte social rehuya la responsabilidad y el compromiso, pero se le ha de permitir participar en los órganos de dirección.
La representación de las trabajadoras del Liceu, Comitè y Secciones Sindicales, pueden y deben ser parte de la Institución en la medida en que participen, pero en ningún caso; cómplices de nada o meras comparsas de algo. Dicho esto, que quede muy claro que la medida a aplicar de un ERE, no presentado oficialmente, aún, no es más que la decisión de una empresa que ha desoído durante cinco años las necesidades de optimizar con eficiencia los recursos que se le han esfumado ante sus narices, que ha dilapidado mientras el baño de arrogancia, prepotencia y vanidad insaciable continua mientras nadie demuestre lo contrario.
Esperamos la próxima y poco agradable, dada la coyuntura, presentación en público y ante los representantes sindicales, del Presidente del Patronato. Deseamos comunicarle que es mucho el viaje que tenemos por delante, pero que con el Organigrama actual vamos muy pasados de equipaje y el endeudamiento económico de esta casa crece a la velocidad del agujero de ozono o el deshielo de los cascos polares ¿Por qué será? ¿Por quién puede ser? Bien planteados los problemas facilitan las soluciones. A ver si aún podemos empezar con buen pie.

Delegados de la Sección Sindical de la C.G.T. del Gran Teatre del Liceu

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