sábado, 22 de marzo de 2014

Los hijos reales del teatro invisible

Compañeros, todos somos conscientes de que vivimos momentos duros y decisivos para nuestro más inmediato futuro laboral que va ligado al futuro del teatro.

No hay crédito para  la ceguera colectiva y menos  para los que no quieren ver.

El plan estratégico maquinado  desde el poder está muy claro. Su dogma también. No es posible desconocerlo porque diariamente aparece en todos los medios de comunicación y en las bocas de todos. No se puede ignorar. Otra cosa es no tener un sentido crítico y aceptar con resignación lo que dichos medios nos dicen que es. Vosotros sois los culpables del desastre y tendréis que pagarlo durante mucho tiempo. La eternidad.

La mayoría tenemos hijos. ¿Es este el legado que queremos dejarles? ¿Es este el concepto que queremos que tengan de nosotros y lo que les queremos enseñar, que bajen los brazos?  Cada cual con su conciencia.

Ahora bien, para los que aún no sepan quienes son los reyes magos o el ratoncito Pérez,  tenemos una mala noticia, aunque nos tapemos los ojos, como los niños pequeños cuando juegan, no somos invisibles. Aunque  intentemos pasar desapercibidos para que no se nos note, se nos ve y se nos nota a la hora de pagarnos los sueldos. Les molestamos.

¿Cuántos tienen que caer para que reaccionemos? ¿O no reaccionaremos nunca porque pensamos  que es el destino quien gobierna nuestras vidas?

Es hora de madurar. Es hora de luchar por nosotros, por vosotros, por ellos.

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