sábado, 2 de abril de 2011

Las propuestas de la empresa y sus matices

Solo ver el titulado ya merece no seguir leyendo. Nuevos horizontes dicen los que son tan cortos de miras que confunden evolución con involución. Es un texto que pretende de entrada introducirnos en un lenguaje que no es el nuestro, el lenguaje del poder. De entrada, ponen la amenaza como garantía para conseguir sus objetivos. De hecho, se pretende convencer que con esta fórmula tendremos seguridad laboral, es decir, no tendrán la desagradable obligación de despedirnos.

Se habla de unas circunstancias cambiantes del trabajo pero para ello, pretenden que esos cambios se dirijan hacia el siglo XIX no al XXI. Insistiendo en querer conseguir estabilidad en el nivel de empleados, más amenazas.

El decálogo neoliberal es claro, trabajar con flexibilidad numérica (la plantilla que quieran cuando quieran), de polivalencia (sobrarán puestos de trabajo y se perderá profesionalidad) y retribución en base a la valía (el mundo es de los fuertes, a los débiles que les den).

Todo ello en un marco de diálogo con los agentes sociales, que según ellos, tienen la responsabilidad de evitar un ERE temporal. Nosotros no hemos planteado nunca un ERE temporal ni de ningún tipo ¿Por qué se nos responsabiliza de algo que no hemos mencionado nunca? Ahora bien, es cierto que exigimos un plan de viabilidad que evite que, siempre, tengamos que pagar el pato con nuestras nóminas.

Luego, las mentiras se agudizan; ¿trabajar 10 meses para cobrar 12? No quieran confundirnos, nos piden hacer en 10 meses lo que tendríamos que hacer en 11 y por lo tanto, con el doceavo mes de merecidas vacaciones, revisión salarial anual ligado a una modificación legislativa ¿desde cuándo? ¿Y el IPC?, movilidad funcional para generar eficacia ¿esa es la única manera de trabajar que tienen? ¿No saben más?, Acotar las horas extras, nosotros decimos necesitamos, abolir las horas extras. Restricción de excedencias ¿eso genera ahorro?. Congelación de la antigüedad, ese es nuestro único y pequeño incremento salarial cada tres años. Eliminar los días de asuntos propios, ¿habrán oído hablar de lo que es la conciliación familiar?, pues hay una ley que cumplir.

Todo esto lo enmarcan dentro de varias temporadas para convertirlo, de facto, en el nuevo convenio colectivo ¿de verdad no se puede hacer ópera de calidad si no es con los presupuestos inflados? ¿No se programaba hace años con el mismo presupuesto y casi los mismos costes?

Luego llegan las propuestas por colectivos que, lejos de ser un intento de solución, son un torpedo dirigido a la línea de flotación de nuestro convenio. Todo a cambio de nada. La amenaza de perder puestos de trabajo es el único argumento que son capaces de hacer valer mantener. Aunque lo dicen con la boca pequeña, insisten y persisten más de una vez en su propuesta.

Parece difícil una solución si las expectativas de la empresa para con nuestros derechos son las que parecen. Se puede plantear y valorar un esfuerzo para la temporada que viene pero en ningún caso se puede renunciar a los derechos que tantos años nos ha costado conseguir. Si miramos en perspectiva, los derechos de las personas trabajadoras, han ido mermando. A veces en pequeñas cosas y otras en cosas no tan pequeñas. Lo han ido haciendo consiguiendo con una cierta habilidad, de manual, poco a poco, para que sin aparentemente darnos cuenta, estemos en una situación sensiblemente más recortada en derechos garantías que hace unos años atrás.

Valoremos los pros y los contras pues, sin duda, de nuestra determinación decisión, puede depender en gran medida mantener las garantías y derechos sociales de en nuestros puestos de trabajo. La calidad de nuestras vidas y la salud en general.


La primera impresión, dicen, es la que vale. La que RRHH ha dado, está dando, no es precisamente un buen horizonte. A saber hacia dónde estarán mirando, pero suena a la vieja canción, en la antigua plantación del rancio algodonar.

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