domingo, 6 de diciembre de 2009

PLASTICOS EN EL JARDIN Y MANZANAS CAIDAS (ACCION DESCONTAMINADORA)

En el hipotético caso de que el trabajo dignifique, cosa difícil de aseverar cuando lo supeditamos a un salario y una jerarquía, hay ocasiones en las que, sin duda alguna, no solo no dignifica si no que incluso embrutece y humilla. Son esos momentos en que, la manifiesta incapacidad de organización y resolución, nos hace repetir el trabajo varias veces. Esto, además de pernicioso para la empresa, pues se pierden muchas horas y sacrifican esfuerzos, es descorazonador e indignante para los que realizamos ese trabajo, que generalmente lo resolveríamos a la primera si no fuera porque la típica frase: “no te pagan para pensar”, con que algunos mandos, generalmente inseguros y de dudosa capacidad, nos obsequian, conducen al desaliento y desmotivación.
Debemos estar a la altura. Y en el teatro, tenemos potencial humano y profesional para hacerlo. No puede ser que una vez extirpado el gran perjuicio que tenia el escenario, se siga tropezando en la misma piedra con la que se tropezaba hace apenas unos meses (ahora ya no hay Chivo expiatorio que valga).
No tiene justificación que nadie, puesto en jarras, se equivoque reiteradamente, hasta que finalmente llega otro mando responsable que, con sensatez, profesionalidad y sabiendo implicar a los subalternos consigue realizar una labor satisfactoriamente. Et voila........ así tenemos que, lo que uno en 3,4 ó 5 ocasiones no es capaz de solucionar, con un buen mando y entre todos sale a la primera. Y a salto de mata, que todo esto sucedió durante un ensayo de luces. Así se logro finalmente un ciclorama con su curva, sin arrugas sin tener que estar tan cerca de los focos y sin ocupar un espacio necesario para otro montaje.
No es casual que quienes no están a la altura de la obligación, se vean, al parecer, en la necesidad de desacreditar y descalificar a sus mandados, Estos Newtons de pacotilla siempre tienen el viejo y simplón recurso de exculparse con las manzanas de turno, pero bien sabido es que ejemplos como los anteriores sobran desafortunadamente en esta casa .
Cuando a un operador de luces se le deja a la buena ventura y en lugar de defender las mejores condiciones par que realice su trabajo, mojándose y pidiendo donde sea menester para mejorar la formación, renovar el material (la obsoleta mesa de los eléctricos y sus auriculares originales, ya son antidiluvianas), su superior y responsable se queda tan ancho justificándose con un “es que es cortito”. Y eso a alguien que esta infinitamente más formado que él mismo y que por él mismo fue contratado en su momento.
No es creando tensión entre los trabajadores que se genera confianza y seguridad.
Lo no deseado ya lo conocemos y se llama garuzada, hacer el garúz o garucear; verbo este de fácil comprensión y entendimiento entre los trabajadores que sufrimos, y fuimos todos, al anterior Director Técnico del teatro.
Recordemos aquel articulo aparecido en su día, SOBRE LA EXCELENCIA EN EL TRABAJO (Blog Pepito Grillo 28/03/08 http://pepitogrilloliceo.blogspot.com/2008/03/de-la-excelencia-en-el-trabajo.html). Al cual nos remitimos y quizá van por ahí los tiros.

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