viernes, 4 de diciembre de 2009

Sobre marcoeconomía

No es nuestra costumbre hablar de lo que desconocemos o de quien no conocemos pero, en este caso haremos una pequeña excepción ya que, empezamos a tener valores objetivos para comentar discursos y hechos de quien, aunque siembre en su burbuja de cristal, de vez en cuando se digna a bajar entre nosotros.
Como todos nosotros, el director general de esta empresa, es esclavo de sus palabras y de sus silencios y ambos, empiezan a mostrar su talante.
El comité de empresa ha tenido varias reuniones con el director general.
La primera fue una primera toma de contacto y presentación en la que se dijo que la política de empresa iba a cambiar para mejorar las relaciones laborales y artísticas en pro de la paz social. Entre otras cosas, se estaba haciendo una exhaustiva selección para contratar un nuevo jefe de RRHH.
La siguiente fue la presentación del nuevo jefe de RRHH y de nuevo una declaración de intenciones entre las cuales estaba la de la transparencia, la legalidad y la delegación en manos de RRHH de todos los futuros contactos para con la empresa.
Ya en abril de este año, en otra reunión, el comité empezó a mostrar su preocupación por la situación inmutable de los últimos meses: necesidad de ir a inspección para conseguir la información que la empresa está obligada a ofrecer a los trabajadores, problemas en la orquesta, canales de comunicación deficientes, gestión paternalista por parte de la dirección técnica y la artística, restricción de accesos sin comunicación de los motivos, seguía sin haber paz social, ninguneo para con el comité de empresa y los trabajadores, etc.
La respuesta fue que era una reunión informal que no sustituía a las que el comité iba manteniendo con el jefe de RRHH, se había aprobado un nuevo organigrama (que no para de mutar), se estaba trabajando en la descripción de los puestos de trabajo, que el Liceu es una empresa pública, no hay sensación de que haya malos directores (dos meses después se deshacían de uno), se mejorará la comunicación (se había contratado y a los tres meses echado a un nuevo director de comunicación, con secretaria incluida), se comprometen a no colocar a nadie más a dedo y como no, llega la crisis al teatro.
La última reunión, este pasado octubre, es para recalcar con números (leídos y a groso modo, o sea, no contrastables) que la crisis se ha instaurado también entre nosotros y están tomando medidas para paliarla (es decir que la pagaremos los de siempre). Defensa a ultranza de los métodos adoptados por los directivos hasta el punto de enzarzarse en una pequeña discusión sobre un tema en el que dio muestras de su desconocimiento pero del que confiaba en la información que tenía desoyendo a quienes conocían el problema de primera mano.


El pasado 23 de noviembre hizo una breve aparición para hacer un pequeño discurso antes de la última e infructuosa reunión de plataforma.
Esta, aparte de un ejercicio de prepotencia pues dio por sentado que no tenía que pedir permiso al comité para irrumpir en una reunión, fue una declaración de intenciones y amenazas:
La dirección de la empresa está completamente unida (no esperábamos otra cosa), no están los tiempos como para pedir mejoras en el convenio, han hecho estudios de mercado del sector que demuestran que estamos con sueldos fuera de mercado (no han mostrado esos estudios ni han especificado si la dirección de la empresa también está fuera de mercado), aún así dicen que no tocarán esos sueldos, no piensan mantener la situación privilegiada que las anteriores direcciones nos permitieron (delante de uno de esos directivos de cuerpo presente). Y la traca final, si la cosa se pone mal y no cedemos, si no tenemos flexibilidad, habrá que cerrar la barraca. Valiente y provocadora aseveración para venir de alguien tan ligado a la cultura y a una supuesta corriente progresista.

Siguen los prohombres de nuestra sociedad empeñados en que paguemos los de siempre, los errores de los otros de siempre, responsabilizándonos de ser culpables de una crisis : debido a esta manía que tenemos los trabajadores de querer defender los derechos conquistados después de tantos años de lucha, de tantos muertos y sueños dejados en el camino, ahora nos toca devolver lo que no es de ellos, lo que no les pertenece. Nuestro derechos

1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay qué confundira progesistas con POBRESISTAS,éstos última/os son los que están el poder,es otro fascismo cambiado de siglas,su comportamiento y soluciones son las mísmas que la derecha rancia,pagan los plebeyos y leguleyos,ganan,hemos creado un nuevo oraganigrama en los qué hemos incrustado ,a aquel familia de tal o de aquella partido,o a aquella familia de tal o de tal partido,mucho cargo y carga ,`pero poco doblaje de lumbares....¿Y saben aquella qué dicen?:-Mi moooono Amedio y yoooooo....es de un niño qué busca a su mamá.